Julia Mengolini parece estar perdida en la Feria del Libro de Córdoba Capital. Mira a su alrededor, a su celular y levanta la vista nuevamente hacia una de las carpas frente a ella, desbordada de gente. Desde adentro, se escuchan las últimas preguntas a Pedro Peretti, quien presentó su libro más temprano. Si bien la mayoría de la gente en la carpa naranja está esperándola a Julia, no muchos parecen reconocerla, ahora parada entre el público justo en la entrada. Algunas personas sí la notan, y comparten risas y sonrisas tímidas con sus acompañantes, pero no se acercan demasiado. El calor se siente pesado, sobre todo dentro de las carpas, pero eso no pareciera desalentar a la gente a venir. Todos los espacios de la Feria están llenos, y las personas caminan hacia las charlas con bolsas en las manos cargadas con algún libro. 

A las 17:35, el público en la carpa naranja no ha cambiado, y se mantiene expectante a que Mengolini suba al escenario y tome la palabra. La periodista está en Córdoba presentando su nuevo libro “Las caras del monstruo”, que consiste en seis ensayos sobre sus “obsesiones” de los últimos años: la pandemia, los años de auge feminista, los mandatos de belleza, las drogas, el amor y la organización del odio en redes sociales. Este último punto fue inspirado por ser ella misma blanco del hostigamiento masivo y organizado por parte de “trolls” de derecha y, en el último año, de parte también del Presidente de la Nación. 

Cuando finalmente toma su lugar en el escenario. El aplauso es ensordecedor. El público es muy variado: hombres y mujeres de diversas edades, desde adultos mayores hasta veinteañeros, todos se paran para recibirla, con sonrisas y aplausos. 

“La que se arma en Córdoba es impresionante cada vez que vengo. Ya cuando me bajo del avión pienso ‘Uff, acá hay un 75% que votó a este gobierno’ y bajo la cabeza. Pero después cuando llego me doy cuenta de una calidez y de unas ganas que no termino de entender” expresó una Julia sonriente al ver la convocatoria para escucharla. 

El libro que la trajo acá lo empezó a escribir el primero de marzo del año pasado con la apertura de las sesiones legislativas de Milei. Ella lo cataloga como un momento muy inspirador por lo aterrador que fue. Similar a “la cuarta temporada de una serie de zombies”, dijo, cuando las amenazas se vuelven aún más terroríficas. 

El primer capítulo del libro habla sobre la pandemia y se titula “La muerte de mi papá y el nacimiento de los libertarios”. Según Mengolini, al intentar ponerle un orden a los ensayos que había escrito, sintió que era necesario empezar por lo que nadie quiere hablar: la pandemia. En este capítulo destaca el rol esencial de los Estados en materia de salud pública como el gran “salvavidas de la humanidad”. Sin embargo, señala un aspecto clave que quedó soslayado en la capacidad de acción de los Estados: el sostén emocional de la población. Esto es, según la periodista, lo que en gran parte explica la aceleración de las ultraderechas: “hay un aspecto que no es solamente material, sino que hay una cuestión que tiene que ver con lo emocional, con lo psicológico, que hay que atender. Creo que las ultraderechas se encargan mucho de atender, porque las ultraderechas implantan e inoculan odio, y juegan mucho con las emociones de las personas, es su materia sobre la cual se sientan y crecen”. 

Para Julia, lo que  nos queda por hacer, como un Nosotros inclusivo, es la reconstrucción de la sensibilidad, de los lazos sociales, algo que “podemos hacer hoy, ahora, ya mismo, con la persona que está al lado”. 

Un gran momento de la presentación ocurre cuando Julia comienza a hablar de feminismo, una temática en la cual se explaya en el segundo capítulo de su libro. Ante la pregunta de si se considera una “feminista con matices”, Mengolini responde que ser feminista implica pensar, y que cuando uno se introduce en esa aventura del pensamiento, siempre surgen ciertos matices. “El feminismo es una gran conversación, que está todo el tiempo armándose, es muy dinámico, y va cambiando con el tiempo, cambia con los textos y con las necesidades, acomodándose en su propio tiempo. Creo que en sí mismo es un pensamiento critico, en el momento en que vos te asumís feminista, asumís una posición contrahegemónica, asumís una posición crítica del mundo tal y como es”

Sin embargo, Julia dice que el feminismo no es su primera identidad política (aunque mucha gente crea que sí). “Creo que me siento más peronista que otra cosa”. Cuando pronuncia estas palabras el público reacciona inmediatamente, aplausos y silbidos retumban por la carpa. Continúa explicando que de todas formas le resulta muy difícil separar las dos cosas: “si el principal objetivo que a vos te mueve es la justicia social, el amor y la igualdad, eso te obliga un poco a ser feminista”. Estas palabras les remueve algo a los presentes, que no pueden parar de aplaudir y silbar. El ambiente es casi festivo, las risas no faltan, se ha generado un microclima de resistencia política en el calor de la Carpa Naranja.

Relacionado al feminismo y ya concluyendo la presentación, Julia habla sobre uno de los capítulos más controversiales de su libro donde hace referencia al “culo de cierta influencer”. En un ensayo que piensa mucho sobre los mandatos de belleza, al mismo tiempo que introduce el problema de Instagram, Mengolini expresa su malestar ante la creencia de que “tener un culo bárbaro por hacer mil sentadillas al día” es materia feminista, rechaza esta idea de empoderamiento, y lo cataloga como simple realización personal. No es tanto un problema de opinar del cuerpo ajeno y los deseos de mantenerse “en forma”, sino que cuestiona plenamente la obsesión estructural con la delgadez, la tonificación y la juventud eterna. Entre risas, aplausos y silbidos, el público responde ante una Julia que eleva su tono de voz para dejar este punto en claro: “tenemos tantas cosas importantes que hacer que el hecho de que estemos todas nosotras vueltas locas con endurecer el culo no tiene sentido. ¡No vamos a hacer ninguna revolución haciendo sentadillas! ¡No vamos a construir un mundo más hermoso haciendo sentadillas! ¡Y además el culo se va a terminar cayendo! Va a ganar la gravedad y va a ganar Milei. Entonces tratemos de pelear contra lo que sí podemos llegar a ganar que es contra las ultraderechas, contra Milei, contra la insensibilidad, contra la deshumanización, y todo eso no es con sentadillas, es con otras cosas.” En una clave más seria, la periodista cerró la charla hablando de su hija de 6 años, a quien le desea que sea feliz con el cuerpo en el que crezca, y sobre todo, desea que su mayor preocupación sea hacer feliz a los demás. 

La autora se quedó después de la charla a firmar libros para todos los que quisieran llevarse un ejemplar, y horas más tarde, deambulaba aún por la Feria del Libro con una bolsa de alfajores, saludando a quienes la frenaban, y adentrándose finalmente a las calles de la ciudad.