Paola Verónica Ortiz es el caso de una chica que está presa en Bouwer hace dos años por un parto en avalancha. Dos abogadas de Católicas por el Derecho a Decidir intentan revertir su cadena perpetúa.
El largometraje Belén se convirtió en el perfecto punto de partida para repensar el estado actual de la ESI en las escuelas y de la Ley 27.610 por el Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). En referencia a este objetivo, el testimonio de Ana Morillo resultó ser clave. Morillo es trabajadora social, integrante de la Red de Profesionales por el Derecho a Decidir y coordinadora de las áreas de salud tanto en la municipalidad de Córdoba como en la Red de Católicas por el Derecho a Decidir Argentina (CDD).

La película Belén, recientemente estrenada, estuvo dirigida por Dolores Fonzi. A su vez, resultó ser aclamada por el público argentino y por el Festival San Sebastián en España. Inclusive, la escritora canadiense Margaret Atwood felicitó públicamente al elenco mediante su perfil de X.
Se trata de una historia basada en hechos reales. El 21 de marzo de 2014 una mujer de Tucumán llega a un hospital por un supuesto dolor de panza. Los médicos le informan que sufrió un aborto espontáneo. Al finalizar el procedimiento clínico, un equipo policial la intercepta y le notifica que la práctica que acaba de hacerse es ilegal. Luego de eso, es condenada a ocho años de prisión.

Esa injusticia motivó que la abogada Soledad Deza se uniera a cientos de mujeres por la liberación de Belén. El objetivo de su batalla sería probar que la carátula de “homicidio agravado por el vínculo” habría sido definida en base a pruebas falsas. A partir de eso, tres años se necesitarían para que Belén adquiriera su libertad.
El caso verídico de esta mujer forma parte de la lucha por la legalización del aborto en el país. Vale señalar que hasta ese momento el aborto era exclusivamente legal cuando estaba mediado por alguna de las siguientes causas: cuando la vida de la mujer corría riesgo, cuando la vida del feto era inviable y cuando el embarazo resultaba de una violación.
–En términos generales, ¿qué te pareció Belén? ¿Qué propósito creés que viene a cumplir, dado su contexto de estreno? ¿Qué te acordás de ese caso?
-A mí me parece que está muy bien hecha porque te hace seguir toda la trama de lo que fue y cuida mucho a Belén. Es una película con la que se le puede mostrar al mundo entero lo que fue la lucha por el derecho al aborto. Si bien trata sobre la lucha por el derecho al aborto, también es sobre la criminalización de la mujer. Es poner a una mujer en lugar de criminal antes de pensar en lo que pasó. Sole (se refiere a la abogada de Belén), que era parte de Católicas, lo dice a través de la voz de Dolores Fonzi: “Los médicos hicieron de policías y los policías hicieron de médicos”. Viene a mostrar como la sociedad patriarcal, machista y misógina condena a la mujer con mucha más facilidad y se dejan de lado otros aspectos. Yo siempre estuve vinculada a Católicas, pero no era parte del plantel. Me acuerdo del activismo de la campaña. Estábamos todas en eso, todas activamos en todas las provincias para que a Belén la liberen. Me acuerdo de haber hecho acciones en las calles, de que se hacían notas.
–Regresando al hoy, cómo ves la situación actual de la salud sexual y reproductiva en Argentina, porque según lo que decías, una cosa es que esté el derecho legal y otra muy distinta es la cuestión de la implementación y su acceso real.
-Mirá nosotras arrancamos con 950 equipos de salud en 2020, que atendíamos abortos por causales (explicadas párrafos más arriba). Eso ya nos dio una base porque en 2021 y 2022 ya duplicamos los equipos de salud, cerca de 2000 en todo el país. Eso con un programa nacional en su momento con distribución de medicación e insumos y con muchas organizaciones capacitando los equipos de salud. Empezamos a trabajar con Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja, Formosa, Misiones, Entre Ríos, Corrientes y Córdoba. Asumió este gobierno nacional y no mandó ni una pastilla de misoprostol a ninguna provincia. Dejó de hacerse cargo. Recién a principios de este año compraron anticonceptivos, o sea, estuvieron distribuyendo lo que ya tenían del gobierno anterior. Más allá de la ley nacional, cada provincia tuvo que hacerse cargo de sus propios problemas. Por ejemplo, desde marzo hasta hace dos semanas Salta no tenía medicación para aborto; las mujeres compraban con la recetita si podían y sino coordinaban con socorristas o alguna página de Internet que le vendiera la medicación. Tucumán tiene solo un hospital que entrega medicación. También, se perjudica más que nada cuando son el interior del interior.
El ambiente íntimo y cálido se percibía en el aire. Un vaso de agua y un diálogo atento, rodeado de sus elementos de trabajo, bastaron para introducir de forma distinta la conversación. La presencia de Ana Morillo convirtió la entrevista en un espacio sumamente respetuoso, sensible e interesante. Sobre todo, fue destacable que durante toda la conversación enfocó su vista a los ojos y no en su celular.
–¿Qué tipo de dificultades acarrea este contexto en el que se desfinancia la salud sexual y reproductiva?
-Cuando las provincias no suministran insumos, la compra de los medicamentos ocurrirá igual y el aborto sucederá de igual manera porque ya se conoce mucho acerca de esta medicación. Todavía no hemos conocido ningún caso que haya vuelto a prácticas perjudiciales para la vida y cuerpo de las mujeres, como el perejil o la aguja de té. Tenemos que ver la tasa de de mortalidad por aborto que venía bajando, pero no sabemos porque hay información que la nación hoy no está dando. El gobierno anterior sacaba todos los años en el ImplementAR informes sobre cómo se iba implementando la Ley N° 27.610 de 2020, y ahora ya no tenemos datos. Entonces, esa información que antes la teníamos concentrada, ahora la conocés por las activistas; pero no son datos oficiales, no todos los gobiernos provinciales te quieren dar los datos de cuántos abortos atendieron. Esa información es fundamental para pensar a dónde y cómo las organizaciones podemos ayudar a mejorar esos indicadores.
Otra dificultad grande es cuando la gesta está relacionada con alguna de las causas (mencionadas en párrafos previos) que antes de 2020 admitían la legalidad de un aborto. Esos embarazos, si están muy avanzados, requieren internación y un equipo médico especializado. Además, son casos, en los que pueden producirse más demoras. Eso es lo que vemos en la guardia de abogadas de Católicas. Recibimos casos de dilaciones porque las instituciones se niegan a acompañar un aborto.
–¿Cómo hacen las mujeres para conocer sus derechos si el Gobierno no fomenta el acceso a la información?
-Milei está en contra del aborto y si el Presidente está en contra, entonces el aborto no está vigente. Como no hay campaña de difusión, la persona que no investiga un poco, no sabe que la ley está vigente, es un problema de comunicación. Cada vez más, hay discursos que confunden, que tiran noticias falsas. Entonces no es fácil dar con la información certera y que las mujeres lleguen a un servicio concreto que las atiendan. Socialmente fue una batalla ganada, pero sí creo que hay más dificultades de hablar sobre aborto en las campañas políticas y las elecciones.
Finalizada la entrevista, la trabajadora social accedió a ser fotografiada. Asimismo, tuvo el precioso gesto de regalar nuevos conocimientos en un libro de crónicas sobre religión, feminismo y derecho a decidir. Y aunque una entrevista no pueda solucionar los males femeninos, aporta un granito de arena hacia la continua puesta en debate de estos temas.
Para Morillo, Belén es una película que reaviva la memoria y ese “fueguito” interno de las mujeres. Cree que sirve para que nuevas generaciones conozcan el caso, pero sobre todo para que lo trabajen en las escuelas. Aún así, los tiempos de hoy siguen marcados por la falta de recursos, el abuso de poder de las instituciones y la desigualdad social para la mujer, aún después de nueve años de la absolución de Belén.