El miércoles 17 de septiembre se realizó la tercera marcha por el financiamiento universitario convocada por muchísimas agrupaciones y gremios. Acudieron miles de personas que exigían mayor presupuesto, denunciando sus salarios que no llegan ni siquiera a la cuota de indigencia, investigadores que deben abandonar sus actividades o llevarlas al exterior para poder continuar, y estudiantes que vieron sus becas disminuir al punto de ser casi testimoniales.

El día de la convocatoria de la marcha, se votaba el rechazo o aprobación del veto a la ley de financiamiento universitario. La ley había sido aprobada por el poder legislativo, pero la presidencia, argumentando que interferiría a su aclamado equilibrio fiscal, la vetó, provocando reacciones de rechazo en todo el país y culminando en la movilización para instar a los legisladores a mantenerse firme con su voto por la educación. Fue así como la marcha tomó relevancia y se apoderó de la agenda de los medios.

Un día antes, el presidente Javier Milei publicaba en sus redes sociales que visitaría a la ciudad de Córdoba el viernes 19 de septiembre, una visita con obvias vistas a las elecciones legislativas de octubre. Es decir, dos días después de que Córdoba llenara las calles exigiendo presupuesto universitario, el Presidente visitaría las mismas calles intentando llenarlas con las autoproclamadas “fuerzas del cielo” e intentando generar el mismo movimiento que hubo en su cierre de campañas, antes del balotaje que lo llevó a la presidencia.

La juventud que no marchó
La convocatoria se realizó a las 18 en las escaleras de Parque Sarmiento. A esa hora ya había cerca de 300 personas, en un espacio reducido, que parecía no tener capacidad para albergar ni a 200 más. Lo primero que generó asombro fue la cantidad de militantes varones, muy pocas mujeres. Para hacer la descripción más precisa, la gran mayoría eran jóvenes, le seguían en menor proporción adultos y aún en menor cantidad ancianos.

En comparación con los varones, las mujeres representaban una pequeña minoría: primaban adultas y adultas mayores. La mayoría de las jóvenes vestían las remeras de La Libertad Avanza. Y entre el grupo de los autoconvocados, definitivamente, los varones superaban a las mujeres en una proporción estimada de 10 a 1.

Entre militantes y autoconvocados existían distintas opiniones, que variaban en relación con la edad y el género. Lo que denotaba una gran heterogeneidad en el pensamiento libertario, al contrario de la marcha que se realizó justo dos días atrás.

Opiniones divididas
Entre las mujeres autoconvocadas fue donde más diferencias de pensamiento se observó. Durante las conversaciones manifestaban ideas intolerantes cuando se mencionaba la Marcha Universitaria. Frases como “son unos vagos de mierda” o “tienen el lomo virgen” fueron las más contundentes. Pero también hubo mujeres, sobre todo jóvenes, que entendían la problemática salarial de docentes, pero coincidían en que debían realizarse auditorías para ver en qué gastan las universidades el dinero que el Estado les otorga. Mientras más jóvenes, comprendían más a quienes se movilizaron durante la Marcha Universitaria. En cambio eran las mujeres mayores las que en su discurso exhibían más intolerancia. 

Para los varones, jóvenes y adultos, la situación de la universidad pública era menos compleja. Sintetiza la opinión de la mayoría de ellos la frase de un jubilado libertario: “Es fácil de entender lo que está pasando”.

En general, las opiniones eran similares entre sí, muchos hablaban de la importancia del equilibrio fiscal, e incluso se mencionaron los recortes a la educación que realizó Sergio Massa cuando fue ministro de Economía. También tildaban a la marcha como “política” y señalaban que estaban defendiendo su “curro”. Cuando se mencionaron los salarios docentes, argumentaron lo mismo, como un cassette: “¿Por qué no marchaban ni hacían paro en 2023?”. 

Los varones autoconvocados comprendían más la problemática de la universidad, pero al igual que las mujeres, consideraban que existían muchos puestos de trabajo arreglados. El comentario más repetido, entre hombres y mujeres de todas las edades fue la crítica a “estudiantes crónicos” que ocupan lugar para nuevos alumnos que quieren estudiar, y la cantidad de dinero que recibe la política en todas las universidades, dinero que podría ir a salarios.



La batalla cultural y el discurso final
Cerca de las 19 , jóvenes militantes de la Libertad Avanza que se dirigían a las escaleras del Parque Sarmiento se enfrentaron a golpes con miembros de partidos de izquierda que protestaban a metros de plaza España. Los insultos se convirtieron en patadas y puños, incluso usaron palos y gas pimienta. La Plaza España se convirtió en un campo de batalla donde unos pocos personificaban la violenta grieta que divide a nuestro país.

No hubo heridos de gravedad, no estuvo ni cerca de aquellos violentos enfrentamientos entre manifestantes y la represión de la policía. Esta pelea fue un hecho resaltable donde civiles se enfrentaron por su ideología política, una performance física y violenta de la “Batalla Cultural”. Batalla que comenzó en redes y puede terminar en violencia fuera de las pantallas.

A las 20 llegó el Presidente, en el improvisado escenario le esperaban figuras públicas liberales de las redes, que estuvieron realizando contenido para las redes del Presidente. El único que recibió aplausos y ovaciones fue Milei, del resto de quienes estaban ahí, muchos ni los conocían, con algunas excepciones como Karina Milei y Manuel Adorni. El discurso fue simple, unos 15 minutos, donde mencionó por qué quería tanto a Córdoba (Conan es Cordobés) y agradecimientos aclamando que fue ésta provincia la que le dió la victoria en 2023.

El único orador fue Milei, que fue introducido por Gonzalo Roca, el principal candidato a legislador de La Libertad Avanza en Córdoba. El intento de darle el micrófono para que comience a darse a conocer con sus votantes generó un momento incómodo donde nadie le conocía, nadie le aplaudía y terminó como un presentador de peleas de boxeo mientras presentaba al presidente.

Javier Milei defendió ser de los pocos países en el mundo con superávit fiscal y advirtió cómo el “partido del estado” (la oposición peronista, izquierdista y del centro) amenazaba la baja de inflación y oportunidades. Se mencionaron datos, que aunque debatibles, representan pequeñas victorias según ellos, como la baja de la pobreza, la recuperación posterior a la gestión del peronismo y  la desaceleración de la inflación. En relación a las elecciones, Milei argumentó que necesita legisladores para evitar que el “partido del estado” le arruine el equilibrio fiscal, sosteniendo prácticamente que si ganan, el año que viene habría inflación 0.

¿Córdoba sigue siendo de color morado?
Al momento que llegó Javier Milei al acto, eran alrededor de 4 mil personas, lo que es un número grande, considerando que era viernes por la tarde y la convocatoria se realizó por las redes del Presidente tres días atrás. 

Hay que esperar a octubre para sacar conclusiones, pero lo que se puede percibir es que la ideología que puso en la mesa Javier Milei tuvo una gran incidencia en el pensamiento de la población joven cordobesa. Ese viernes se pudo ver hasta donde pueden llegar algunos militantes para defender sus ideas. No todos los liberales piensan igual, pero su pensamiento basado en la intolerancia es compartido entre todos sus militantes y simpatizantes, sobre todo en la temática de la Universidad Pública. Si bien variaba el nivel de adhesión, el nivel de adhesión invita a pensar que los resultados de octubre en Córdoba pueden llegar a ser similares a las elecciones presidenciales. La Libertad Avanza espera en esta provincia una gran elección, pero las circunstancias y el contexto social son una gran amenaza para el partido. Si el resultado es una derrota, la libertad avanzará hacia su final.