La presencia de carteles en alto y palabras de revuelta resonando frente al Pabellón Argentina representó mucho más que una simple indignación. La escena reunió a estudiantes, docentes y trabajadores, todos unidos en defensa del acceso a la educación pública.

El trasfondo del Banderazo del viernes 12 de septiembre de 2025 fue la decisión del presidente Javier Milei de vetar la ley de financiamiento universitario. La medida, oficializada mediante el Decreto 647/2025 anuló la norma aprobada el 21 de agosto. Ante este acto, la frustración se sumó a una percepción creciente: estudiar, enseñar y aprender se han convertido en tareas cada vez más amenazadas por la retirada progresiva de derechos.

A pesar de las dificultades, la movilización se mostró como algo mucho mayor que un simple aglomerado de personas. El clima oscilaba entre la indignación frente a un gobierno que impone barreras y la esperanza de que la unión pudiera transformarse en resistencia concreta. La protesta estuvo marcada por el simbolismo de quienes insisten en ocupar el espacio público como forma de defensa.

Mia, estudiante de Fonoaudiología, participa en manifestaciones desde la infancia, influenciada por sus padres, ambos docentes. Al recordar la enseñanza de que Cuando hay paro “no te paras, es un día que te vas a marchar”, reafirmó el espíritu que emerge de la movilización: la educación no es solo un derecho individual, sino un compromiso colectivo.

Vale destacar que algunos percibieron cierta caída de la participación en la movilización. En tal sentido, Antonella, profesora asistente de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC, llamó la atención sobre la ausencia de una participación proporcional al tamaño de la comunidad académica. “Creo que el sentimiento de pertenencia a la universidad está perdiendo fuerza. Los estudiantes apoyan protestas como esta, pero no participan”, observó.

El Banderazo, sin embargo, no se limitó a una reunión pasajera de inconformidades. Representó unión, resistencia y la reivindicación de derechos básicos. Cada cartel levantado reafirmó que la educación es un pilar de la democracia y de la igualdad de oportunidades. En medio de las voces que se elevaron, quedó registrado un testimonio colectivo: la defensa de la universidad pública y de calidad como patrimonio social y como horizonte de futuro.

Por Daniele Gabriel

Estudiante de periodismo en la Universidad Federal de Santa María (UFSM). Nació en Rio Grande do Sul, Brasil, en la ciudad de Sapiranga. Cursó toda la educación primaria y secundaria en escuelas públicas; finalizó la educación secundaria en 2022. Actualmente, está realizando un intercambio académico en la Universidad Nacional de Córdoba.