En un contexto donde la digitalización atraviesa cada aspecto de la vida cotidiana, los adultos mayores se enfrentan al desafío de no quedar excluidos. Manuales, talleres y programas comunitarios buscan derribar prejuicios y acompañar a quienes cargan con miedos y prejuicios, pero también con ganas de aprender. La inclusión digital de las vejeces se forma como un derecho y una forma de participación ciudadana

En plena era digital, el acceso a la tecnología se convirtió en un derecho básico. Sin embargo, el sector de los adultos mayores sigue siendo relegado del ambiente digital.
Uno de los puntos del Artículo 20 de la Convención Interamericana Sobre La Protección De Los Derechos Humanos De Las Personas Mayores establece la promoción de la educación y formación de la persona mayor en el uso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) para minimizar la brecha digital, generacional y geográfica e incrementar la integración social y comunitaria.”
A su vez, en el Artículo 26 se promueve el acceso de la persona mayor a los nuevos sistemas y tecnologías de la información y las comunicaciones, incluida Internet y que estas sean accesibles al menor costo posible

Valeria Auil, Ivana Aguirre y Stella Mary Brisuela, autoras del manual INTERCONECTAD@S


La licenciada Valeria Auil, autora del Manual INTERCONECTAD@S y co-creadora del taller CONECT.AR, da una importancia fundamental al uso de las tecnologías por parte de las vejeces. Considera que son un espacio en el que toda persona mayor tiene derecho a participar, expresarse y conectarse.
El acceso de los mayores al mundo digital resulta clave, ya que abre una puerta a derechos fundamentales, desde la salud y la información, hasta la formación de vínculos y la participación ciudadana. Valeria afirma que: “Cuando una persona mayor aprende a usar su celular, no solo accede a información: accede a espacios de decisión, de expresión, de vínculos”. De esta manera, la alfabetización digital lleva al adulto mayor a convertirse en un participante activo en la comunidad.
La tecnología, considera la licenciada, puede ser una herramienta de cuidado, comunicación y participación, y el adulto mayor es “capaz, protagonista y digno de su uso”.


INTERCONECTAD@S: Manual de Alfabetización Digital para Adultos Mayores busca devolver la confianza en sus posibilidades, reconectar con sus afectos y brindar la posibilidad de ejercer sus derechos en el mundo digital. La producción busca el empoderamiento de quienes son vistos por la sociedad como incompetentes. El material es de acceso gratuito y podes acceder en el siguiente link: https://drive.google.com/file/d/1EfrrfC-9XmdNXFL35KrP0uRbR36pr8kM/view?usp=sharing

Para Auil, los espacios de formación tecnológica dirigidos a adultos mayores tienen un gran valor, tanto a nivel social como personal. Destaca que conllevan cambios “hermosos y profundos”, y afirma que: “Personas que antes dependían de otros para hacer trámites, hoy lo hacen solas; que antes se sentían aisladas, ahora hacen videollamadas con sus nietos. Quienes antes tenían miedo, ahora enseñan a sus pares”. También resalta el valor de la enseñanza con ternura y respeto, ya que logra transformaciones tanto de habilidades como de vidas.


Auil considera que las instituciones tienen un rol clave en la educación digital. Resalta que su participación debe ser activa, comprometida y sensible. Estima que el estado debe estar presente y garantizar políticas públicas de inclusión digital con perspectiva de derechos, que las comunidades deben generar espacios accesibles y afectivos, que las familias deben brinda acompañamiento sin juzgar, y que la universidad debe ser un protagonista presente en el territorio construyendo saberes con y para las personas mayores.
La licenciada identifica varias dificultades a la hora de acceder al espacio digital: miedo a la equivocación, infantilización por prejuicios sociales, falta de insumos adecuados, problemas de conectividad y ausencia de acompañamiento pedagógico sensible.


Valeria hace hincapié en esto e insiste con que el aprendizaje debe ser “situado, afectivo y respetuoso de los ritmos de cada persona”. Por eso, estima que la paciencia es una “forma de ternura pedagógica” y que el acompañamiento es lo que da significado al aprendizaje. De esta manera, la enseñanza no se reduce al uso de celulares, sino que va más allá, a la confianza para animarse y a volver a aprender.

Laila Abulafia, Acompañante Terapéutica y Diplomada En Gerontología Comunitaria, coincide en la importancia de los talleres para personas mayores y los considera fundamentales. Asegura que “no hay nada que un adulto mayor no pueda aprender solo” y considera que “los adultos mayores necesitan la misma educación que cualquier otra etapa de la vida”. Insiste en que los mayores quieren aprender a usar las tecnologías y aprender “a perderles el miedo”.
Además, agrega que no solo conllevan una transformación en quienes los toman, sino también en quienes los brindan. “Me hacen repensar mi propia vejez. Uno tiene que trabajar pensando cómo le gustaría que lo trataran a uno”, reflexiona.
La gerontóloga observa, desde su experiencia, que uno de los obstáculos más grandes a los que se enfrentan los adultos mayores es el miedo tanto a fallar como a ser criticados. Estos miedos conviven con prejuicios tanto internos como externos. El edadismo, explica, limita sus posibilidades y lleva a problemas de confianza. La profesional comenta que se ponen trabas a sí mismos pensando que por la edad no pueden hacerlo.
Con respecto a estos espacios de enseñanza, Laila observó que hay profesores que no entienden a la tercera edad. Enfatiza que es fundamental entender que los adultos mayores tienen características particulares, por lo que necesitan ir a un ritmo distintivo. A partir de esto, llega a la conclusión de que no es solo el mayor quien debe ser educado en tecnología, sino también es el ciudadano quien debe ser educado para entender los ritmos y eliminar los prejuicios.
Tanto Valeria como Laila coinciden en que nunca es tarde para aprender y dan vital importancia al rol de la comunidad, tanto brindando espacios como acompañando a los adultos mayores.