Imagen: El Cronista

“Quiero aprender pero me siento mal y no tengo plata para la terapia” se lee escrito en la foto publicada en Instagram de la puerta de un baño de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC. Esta frase podría ser un indicio de cómo se encuentran de ánimo los jóvenes universitarios. El problema es que no sólo existen pocos espacios gratuitos donde ser asistidos sino que no hay un diagnóstico institucional sobre el estado de salud mental de los estudiantes de la UNC.

De acuerdo al secretario de Asuntos Estudiantiles de la Facultad de Psicología, José Páez, en la UNC no existe un relevamiento institucional que pueda indicar cuáles son las problemáticas y malestares que tienen los estudiantes y trabajadores de la Universidad Nacional de Córdoba. 

Un diagnóstico institucional es una herramienta clave para pensar qué problemáticas de salud mental existen en la actualidad y a qué debe (y a qué no) dar respuesta la UNC. Sirve “para discriminar, discernir, tipos de padecimientos, malestares, que atraviesan las personas en la Universidad” dice Páez.

Los malestares de los estudiantes no tienen que ver sólo con su tránsito por el mundo académico. “Algunos (malestares) tienen que ver con lo académico o institucional, otros con la organización de la vida cotidiana, con la economía. Hay estudiantes que trabajan, tienen familiares a cargo y encima llevan adelante una carrera universitaria ” explica José. 

Foto de la puerta del baño de FFyH (UNC)

El efecto de la pandemia

De acuerdo a un estudio realizado por UNICEF en 2021, 1 de cada 5 jóvenes de entre 15 y 24 años se siente deprimido o tiene falta de interés por realizar alguna actividad. Este dato, surge del intento de medir el impacto de la pandemia del COVID-19 en los jóvenes argentinos. 

Páez, que además es parte del Observatorio de Salud Mental y Derechos Humanos de Córdoba, menciona que entre las problemáticas más comunes en los estudiantes es la dificultad de desenvolverse en la presencialidad luego de dos años de cursado virtual. La pandemia tuvo un impacto en la salud de los jóvenes que se expresa hasta la actualidad. 

La crisis económica

“La Universidad, junto con el Estado en todos sus niveles, debe pensar cómo mejorar la vida de estos estudiantes” dice José. La salud mental debe ser pensada de forma integral. La crisis económica y social que vivimos hace muchos años se ve reflejada en cómo los alumnos transitan (y dejan de transitar) la universidad. 

Si bien actualmente existe PASOS (Plan de Asistencia Social Solidario), que es el espacio de atención para los estudiantes de la UNC, y brinda atención psicológica, no es suficiente. Al respecto, Páez cuenta: “Se encuentra sobreexigida como todo el sistema de salud, y precarizada económicamente”.

Según el funcionario, un relevamiento de este tipo debe “realizarse con recursos de la universidad”.