“Faltan vasos, calculamos mal” se escucha desde la organización minutos antes de comenzar el debate.

“No pasa nada, compartimos” responde una de las candidatas al Centro de Estudiantes, y sus contrincantes asienten.

Ese diálogo minúsculo resume, quizás sin quererlo, el espíritu del debate estudiantil previo a las elecciones en la Facultad de Ciencias de la Comunicación: una instancia construida desde lo colectivo, en un contexto atravesado por el desfinanciamiento generalizado de la educación pública impulsado por el gobierno nacional.

En estas elecciones 2025, podríamos decir que hubo dos debates: el debate en sí, y el debate sobre el debate.

Todo comenzó el jueves 8 de mayo al mediodía, cuando un mensaje en el grupo de WhatsApp de la Asamblea de Estudiantes Autoconvocades encendió la discusión:

“Che, ¿cuándo es el debate de candidatos al Centro de Estudiantes?”

Ese pequeño texto de apenas 64 caracteres comienza una larga lista de malentendidos y acusaciones a la actual conducción del Centro de Estudiantes que revelan una sola cosa: no hay debate. “Hace cinco años que los debates los organiza Radio Revés, la radio de la facultad y este año como cumplen cinco años nos avisaron que no lo iban a hacer porque tenían la cabeza en eso” señala More, la candidata a presidenta del Centro de Estudiantes por Arcilla “Nosotres no podiamos organizarlo porque nos iban a acusar de alterar las condiciones” suma More.

Si bien Arcilla, como gestión vigente, tenía responsabilidades, lo cierto es que ninguna de las otras seis agrupaciones que se presentan tomó la iniciativa de debatir. Fueron les estudiantes autoconvocades quienes denunciaron la ausencia del evento y, con el consenso de las agrupaciones participantes, lograron organizarlo en pocos días.

En ese contexto, cuatro días después, el lunes 12 de mayo a las 19, sobre un par de mesas juntas y ocho asientos se da esta conversación:

“Faltan vasos, calculamos mal”

“No pasa nada, compartimos”

Contrario a las tendencias de espectacularización de la política: “faltan vasos, calculamos mal”.

A contramano de estas épocas de violencia e individualismo: “no pasa nada, compartimos”.

Tampoco sería honesto romantizar la organización colectiva. Un debate nacido de la polémica arrastra, inevitablemente, sus propias fracturas: las ocho sillas (dos por agrupación) debieron haber sido catorce. De las siete agrupaciones que se presentan, tres no participaron: Franja Morada, Sur y Ya Basta!. Esto fue aclarado varias veces por las conductoras del debate. “Porque no pudieron o no quisieron” fueron los argumentos públicos. 

Pero como dicen las personas mayores “menos da una piedra”. Antes no había debate, y ahora hay.

Las cuatro agrupaciones que participaron del debate se ubicaron, de izquierda a derecha, en el siguiente orden: Tesis 11, La Arcilla (actual conducción del Centro de Estudiantes), Caleuche y La Marea. La dinámica del encuentro se organizó en cuatro bloques temáticos.

El primero estuvo dedicado a la presentación general de cada lista y sus propuestas. Tesis 11, la agrupación más reciente, surgida de una escisión de La Marea, abrió el bloque con un mensaje de solidaridad hacia les trabajadores de prensa y comunicación. Luego, detallaron sus principales iniciativas: ampliar las becas de apuntes, promover el acceso al comedor universitario mediante becas específicas y fomentar una ruptura con las lógicas hegemónicas en la facultad.

A continuación, La Arcilla. Hasta al año pasado parte de la bisagra, destacó los logros de su gestión y presentó sus propuestas, entre las que se incluyeron la realización de un Congreso de Estudiantes de Comunicación y la garantía de una transición pedagógica clara entre el plan de estudios anterior y el nuevo, un tema clave de cara al 2026.

Por su parte, Caleuche centró su discurso en la necesidad de repensar el perfil del estudiante de la facultad. Propusieron ampliar el horario de la biblioteca, habilitar nuevos espacios de recreación y reforzar la articulación territorial como parte de una visión política más integrada con el entorno.

Finalmente, La Marea abogó por la construcción de un “modelo de centro distinto”, basado en la horizontalidad y la participación estudiantil. Respaldaron el pedido por más becas de apuntes, propusieron la creación de una bolsa de trabajo y lanzaron varias críticas hacia la actual gestión del centro, principalmente por la falta de transparencia.

En el segundo bloque comenzaron las preguntas entre organizaciones donde el sorteo dispuso: Arcilla pregunta a Tesis 11, Caleuche a La Marea, Tesis 11 a la Arcilla y La Marea a Caleuche. Probablemente fue uno de los momentos menos agraciados de la noche, ya que las preguntas giraban en señalar porqué Tesis 11 y La Marea no iban juntas y porque Arcilla y Caleuche no hacían lo mismo. La crítica fue atinada por parte de una de las candidatas “deberiamos dejar la rosca entre nosotres y exponer nuestras propuestas a los estudiantes”. 

Tras un breve receso, comenzó el tercer bloque del debate. En esta sección, se recogieron preguntas del público, con la condición de que fueran “generales” para evitar caer en ataques personales. Sin embargo, esto resultó difícil de controlar, ya que varias preguntas apuntaron directamente a las agrupaciones, mencionando nombres y lanzando críticas específicas. Entre ellas, destacó la inquietud sobre cómo Tesis 11 podría conformar un centro de estudiantes con un número reducido de militantes. Otra inquietud refirió sobre a quién responde políticamente la actual conducción de La Arcilla. A pesar de la tensión, la organización del debate manejó la situación con destreza, descartando las preguntas que no se ajustaban a la consigna y permitiendo que las intervenciones se centraran en los temas generales.

El último bloque consistió en un breve cierre de cada organización destacando sus propuestas ya comentadas y llamando al voto. Cada una destacando la importancia de que el debate haya existido. Porque al final del día, los estudiantes autoconvocados permitieron que no faltará el debate, aunque sí faltaron un par de vasos.