Desde el caos del mosh hasta los momentos íntimos en el backstage
En el marco de la visibilización de artistas musicales emergentes, el papel de los fotógrafos es muy importante. Desde el trabajo de producción que realizan antes y después de los recitales, hasta fotografiar a los artistas desde el pogo. Es importante destacar que a través de la composición crean imágenes que a su vez reflejan su creatividad y su estilo personal.
Para tener una mirada más profunda de cómo es la labor de un fotógrafo en la escena musical, se entrevistó a Nerina Corte, fotógrafa de Park. Recorriendo sus comienzos, desde sus intereses de la infancia hasta los procesos de edición y posproducción que realiza actualmente.
“Tenes un tiempo bastante corto para poder transmitir lo que la banda o la persona que esté en el escenario transmite con su música” comentó Nerina. Además, resaltó que la música es una de sus mayores pasiones.
– ¿Cómo fue tu comienzo y que te inspiró a convertirte en fotógrafa?
-Bueno, desde siempre me gusto sacar fotos. Siempre con diferentes cámaras que había en mi casa. De hecho, tengo un recuerdo de jugar con cámaras rotas cuando era muy chica. Más o menos a los 16 años me regalaron una cámara más profesional y ahí arranque. Me interesa armar algo visual con cosas más ordinarias digamos, del día a día. Después arranqué a estudiar cine, en la carrera nunca me incliné por la dirección de fotografía, pero siempre era la persona que hacía fotos en el backstage y demás. En 2021 con la pandemia, tenía la idea de hacer un cortometraje y necesitaba juntar plata. Entonces empecé a sacar fotos en eventos, gastronomía, bares y restaurantes. Creo que mi inspiración vino más desde el lado del cine, de las películas, es algo que también me interesó desde chica y me llamaba la atención como poder dar un mensaje o algo más profundo con simplemente una fotografía, un plano o una toma de una película.
– ¿Qué te llevó a dedicarte a la fotografía de recitales y eventos musicales?
-La verdad es que una de mis mayores pasiones es la música, y siempre tuve la idea de unir ambas cosas, el cine y la fotografía con la música. Fue algo a lo que aspiraba y que arranque hace unos años de manera más casual, para amigos, personas o bandas que conocía. Después, hace más o menos dos años, pude empezar a hacerlo de manera profesional. Yo creo que me impulsó mucho el apoyo de mis amigos y de gente cercana que fue la que me dio la motivación para ir por ese lado. Y bueno, por suerte mucha gente cercana también me dio esa posibilidad, me encanta que me llamen para hacer ese tipo de trabajo.
– ¿Cuál crees que es la diferencia entre fotografiar un recital en vivo a otros tipos de fotografía?
-Yo creo que, a diferencia de otros tipos u otras ramas, es algo más del momento, no tienen tanta planificación. Si bien hay cosas que uno va aprendiendo, también si vas seguido a los mismos espacios podés saber más respecto a la iluminación, a los ángulos y demás. En general es algo que uno ve en el momento, además tiene que ver con la banda, cuantas personas sean, el género que hagan, incluso la performance o el movimiento si hay visuales. Creo que en eso radica la mayor diferencia, porque tenés un tiempo bastante corto para poder transmitir lo que la banda o la persona que esté en el escenario, transmite con su música. Es algo bastante desafiante, y está bueno en ese sentido. Siempre que vas a sacar fotos no sabes con lo que te vas a encontrar, incluso conociendo al artista.
– ¿Cuál fue tu artista o banda favorita que hayas fotografiado y por qué?
-Esta es una pregunta bastante difícil. La verdad es que me encantan todas las bandas a las que le saco fotos, lo disfruto un montón. Está bueno tener esa posibilidad de no solamente poder ver bandas que me gustan, sino también poder sacarle fotos, me parece increíble. No sé si pueda elegir tan fácil, pero una de las que más me gusto fue “Las Fin del Mundo”, que es una banda de Buenos Aires. Fue una de las primeras a las que le fui a sacar fotos de manera más profesional. Fui sin saber con lo que me iba a encontrar. Además, fue un momento en el que hace mucho no sacaba fotos y hasta el día de hoy, creo que el resultado de las fotos es de las que más me gustaron de todas las que hice, es un recuerdo bastante lindo. Otra puede ser Marilina Bertoldi, en la plaza de la música. Fue un desafío porque no tenía un lugar asignado, estaba con el público y había mucha gente, el pogo y todo eso. En el momento estaba bastante preocupada de cómo iban a salir las fotos, pero la verdad es que siento que estar ahí con el público, le dio algo especial a las fotos. Me gustó mucho el resultado y el recital me pareció increíble.
– ¿Cómo es tu proceso de edición y postproducción después de un evento?
-En general es un proceso bastante largo, pero es algo que disfruto mucho. Por ahí soy bastante manija, pero lo principal es elegir entre todas las fotos. Hay veces que saco cincuenta fotos, otras doscientas. Suelo elegir al menos unas veinte, que sean las que más me gustan y después de eso recién empiezo a editarlas. Creo que también tiene que ver un poco con la banda, con el género o con lo que me transmitieron. No me gusta editarlas tanto igual, pero depende de eso el tipo de edición que les haga, si las hago a color o en blanco y negro, si resalto más ciertos colores entre otras cosas. Con el tiempo me di cuenta de que por ahí las fotos que pienso que no quedaron bien, porque están movidas o son más casuales, a veces terminan siendo las mejores.
– ¿Qué aspectos de tu trabajo disfrutas más?
-Por un lado, relacionar dos cosas que me gustan, que son la fotografía y la música. Tener la posibilidad de ver bandas todos los fines de semana. Disfruto sacarles fotos a bandas amigas o bandas muy cercanas que son de la ciudad. También me parece increíble conocer bandas que no conocía. En general, no hay nada que no disfrute de hacer y me siento muy privilegiada de trabajar de lo que me gusta.
– ¿Qué consejos le darías a aquellos que están interesados en explorar el mundo de la fotografía en eventos musicales?
-Lo principal para mí es animarse. A mí me costó un poco porque sentía que necesitaba más cancha y la verdad que no, lo importante es hacerlo. Ir a sacar fotos y no saber con lo que te vas a encontrar, esta buenísimo para aprender. Es muy loco no poder manipular lo que está pasando, pero te ayuda un montón a crecer y encontrar tu propio estilo, para mí eso es lo principal. Desde otro punto, creo que hay que ser un poco “cara dura” para arrancar. Hacer valer tu trabajo no es fácil, pero una vez que arrancas y se empieza a ver el trabajo y todo lo que haces, empiezan a valorarlo.
El trabajo de fotógrafos es esencial para la escena musical. A pesar de los desafíos y la falta de reconocimiento, su dedicación permite que la música local llegue a más personas. Capturan buenos momentos que ayudan a visibilizar a los artistas emergentes. Así, su labor no solo documenta eventos, sino que también impulsa la cultura musical de la ciudad.