En la vida de un estudiante universitario, el equilibrio entre la educación, la socialización y la nutrición puede ser un desafío constante. La dieta universitaria es un tema que preocupa a todo el mundo, ya que el estrés académico y las limitaciones de tiempo y presupuesto a menudo influyen en las elecciones alimenticias
El ritmo acelerado universitario a menudo conduce a elecciones alimenticias cuestionables. Los estudiantes, a menudo en medio de exámenes, proyectos y trabajos atrasados, pueden optar por opciones de comida rápida o alimentos procesados debido a su conveniencia. El estrés y la falta de tiempo también pueden llevar a la procrastinación en la compra de alimentos, lo que resulta en comidas poco equilibradas.
El presupuesto limitado es otro factor que influye en la dieta universitaria. Muchos estudiantes tienen un ingreso económico ajustado, lo que los lleva a depender de alimentos económicos, que a menudo son ricos en calorías vacías y pobres en nutrientes esenciales. A veces, la elección de alimentos saludables puede parecer costosa y fuera del alcance.
Sin embargo, en una charla con la Lic.Rubbera nutricionista de la SAE (servicios de asistencia estudiantil) aclaro cuales eran los tres pilares fundamentales para mantenerse saludable y rendir en todas las actividades académicas. Haciendo un foco en la alimentación no puede faltar el consumo de frutas, verduras, frutos secos, carne roja y blanca, la ingesta de agua es muy importante también, esta conducta debe manterse con regularidad a mano del ejercicio u movimientos rutinario y un buen descanso que es lo primordial para los alumnos.
Se puede explorar alternativas, como la preparación de comidas en casa, la participación en grupos de compra colectiva para reducir costos. Además, las redes sociales y las aplicaciones muestran muchas recetas que uno puede seguir siempre y cuando se las adapte al bolsillo.
La conciencia sobre la importancia de la nutrición está en aumento. Con esfuerzos tanto a nivel individual como institucional, los universitarios pueden lograr un equilibrio más saludable en su alimentación mientras se enfrentan a las demandas académicas y económicas de la vida facultativa.