El taller “Muero muerta. La escena del crimen: narrativas mediáticas sobre femicidios y crímenes de odio en Córdoba” nos hizo reflexionar sobre la importancia de las luchas de las mujeres. También permitió pensar en los mensajes que consumimos sin cuestionar, como letras de canciones sexistas que incitan al odio hacia las mujeres.

Para iniciar, Cecilia propuso una actividad. Se entregó una hoja a cada participante con la consigna de redactar un titular de un femicidio que les haya causado impotencia. Luego se leyeron en voz alta. Tras cada uno, Cecilia repetía: “Esto no es una noticia, esto es volver a matar de nuevo”. Después, se pidió reescribir el titular desde el punto de vista del participante. Esta vez decía: “Esto no es una noticia, esto es una vida”.

El martes 3 de junio se realizó el taller en la Facultad de Ciencias de la Comunicación. Fue coordinado por Fernanda Bratti, Alexis Oliva y Verónica González. También participaron Melina, Sebastián, Cecilia, Sandra y Camila, del proyecto de investigación “Furie”. Su aporte ofreció otra mirada frente a la habitual en los medios.

Alexis Oliva relacionó los titulares con la crónica periodística. Explicó que esta se nutre de documentos y testimonios reales. Comentó que la crónica exige una investigación rigurosa y una escritura creativa. “Es uno de los registros más ricos para representar el mundo real”, sostuvo. También advirtió sobre el riesgo del morbo y el amarillismo: “Eso también es volver a matar”.

Fernanda Bratti leyó fragmentos del juicio por el femicidio de Catalina Gutiérrez. Narró la coartada de Néstor Sotto y el momento del crimen. Camila propuso compartir las sensaciones que generó el relato. Fue uno de los momentos más intensos del taller. Una asistente expresó su dolor: Catalina y Néstor eran cercanos. Nadie esperaba ese final.

Se proyectó un video por los 10 años de “Ni Una Menos”, con canciones. Algunas personas reflexionaron sobre letras sexistas que incitan a la violencia. Se mencionaron frases como “clavarle 34 puñaladas” o la idea de la mujer como propiedad del hombre. También se criticó que un violador pueda quedar impune si estaba ebrio. Durante el video, la consigna fue dibujar lo que provocaban esas letras.

Al final, se propuso una nueva actividad. Cada persona escribió dos frases sobre lo vivido en el taller. Luego dobló la hoja, dejando visible solo la segunda frase. Esa hoja fue entregada a otra persona para completar. Al leerse, los textos mostraron ideas diversas, aunque incompletas, porque el segundo autor no conocía el inicio.

Al regresar a casa, dos estudiantes se cruzaron con la marcha de “Ni Una Menos”. Entonces comprendieron cómo el taller cobraba sentido en la lucha colectiva. Dijeron que en otro momento quizá se habrían molestado por la demora. Esta escena final recuerda una frase de Fernanda Bratti: “Encontramos en la palabra y el lenguaje un límite”. Habla de seguir luchando por las mujeres que ya no están, por las que están y por las que vendrán.