El espacio está dirigido por Alejandra Rossi, ex vicedecana de la facultad de psicología, pero hace tres años no tenia un espacio de formación especifico.

Romina Mansilla junto a Agostina Nieto, ambas licenciadas en psicología y profesoras adscriptas de la cátedra de Psicoterapia y Emergencia, se vienen haciendo cargo del Espacio De Primera Escucha, acompañando la formación de los estudiantes desde aproximadamente tres años. Realizan esta tarea de manera ad honorem, no hay un financiamiento específico para este proyecto. Todo lo que se realiza dentro del espacio es financiado por los participantes del mismo.

¿Cómo se creó el Espacio de Primera Escucha?

El espacio está dentro del programa GPR, un grupo de extensión de la Secretaría de Salud Mental junto a la facultad de psicología, el cual funciona como gestión de primeras respuestas en salud mental ante eventos críticos. A diferencia de éste, el espacio de primera escucha es un dispositivo que se crea ante dos demandas, la primera es la demanda en salud mental por parte de la universidad para estudiantes que no estaba pudiendo ser cubierta por psicólogos particulares. La segunda demanda era la necesidad de un espacio de formación para los estudiantes que están transitando el último tramo de la carrera de psicología, en donde ellos se capacitan en habilidades clínicas para poder hacer una atención de primera escucha.

¿Quiénes lo promovieron?

Distintos actores de las diversas instituciones de la red de salud mental de toda la universidad, la Secretaría de Bienestar de la UNC, la Facultad de Psicología, Cs. Médicas, Cs. Sociales y gabinetes buscaron responder a estas dos demandas, de acompañar la salud mental de todos los estudiantes y crear un centro de prácticas preprofesionales para los estudiantes avanzados de psicología. Así fue que nació en 2023, el espacio de primera escucha.

¿Creen que hay suficiente concientización acerca de la importancia del cuidado de la salud mental de los jóvenes o sigue considerándose tabú?

Matías y Sofía, dos practicantes del espacio pertenecientes a la anterior camada, compartieron que si hay concientización pero a la vez no. Matías dijo, “si bien hay mayor que antes, gracias a la tecnología y las viralizaciones en las redes sociales, todavía falta. Hay mucho tabú, hay mucha escasez o falta o desinformación de lo que sucede”, continuó diciendo “y de estos espacios específicamente en escucha o atención directamente no hay, osea es muy complicado poder encontrar algún espacio que sea accesible para todes”. Sofia agregó “hoy en día con el tema de las redes sociales, podemos comunicar muchas cosas acerca de lo que nos pasa.. se habla más de lo que uno siente, de lo que está pasando y eso está bueno, pero si hay todavía una escasez de estos espacios de escucha para todos”.

Además de la falta de concientización los estudiantes piensan que les falta el empuje, si bien piensan y saben que la están pasando mal les cuesta mucho dar el arranque y pedir ayuda. Rocío, practicante de este año, comenta que hay difusión en la salud mental y se charla mucho más que antes pero falta llevarlo a la práctica. Plantea que muchos tienen problemas pero piensan “y no sé si hablarlo, no sé si decirlo”, cargan con un miedo a expresarse, al prejuicio, a sentirse débiles por pedir ayuda. Se espera entonces que con estos espacios ayuden. Sofía compartió comentarios que recibió de sus pacientes que le dijeron: “es la primera vez que vengo a un lugar en el que puedo expresarme y sentirme segura”, “no había pensado en empezar terapia”, “no tenia a nadie con quien hablar”, se vio mucho esto el año pasado por lo que consideran fundamental la motivación a que puedan ir a acercarse y seguir adelante con un proceso terapéutico, como también empujarlos a hablar con su propio circulo familiar o amigos.

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