En el marco del Festival Nuestro Arte es Trabajo, el sábado 11 de octubre se llevó a cabo la primera presentación de artes escénicas en el segundo subsuelo del Museo Metropolitano de Arte Urbano (MMAU) ubicado en Plaza España.
El circuito teatral inició a las 19hs y contó con cinco obras en total, con una duración de 30 minutos cada una, cada presentación tuvo su propia escenografía e iluminación particular generando un ambiente ameno y agradable para los espectantes.

La primera obra en presentarse fue de danza contemporánea llamada “Lex Generation” dirigida por Julieta Isabel Grivel. Una mujer apareció en escena realizando movimientos rápidos y energeticos. Luego, otra bailarina ingresó con un ritmo más pausado, desplegando su propio estilo. Pronto se sumaron dos mujeres más, movidas por la curiosidad, hasta que finalmente un varón entró en escena y todos se ubicaron en armonía sobre el escenario. Comenzaron a bailar al compás de la música, cada uno con una expresión distinta, pero por momentos sus movimientos coincidían, creando una coreografía única e impredecible. De repente, una pequeña bailarina se unió al grupo y capturó la atención de todo el público, sus movimientos eran intensos, casi frenéticos, y su vestuario deslumbrante. La música se volvía cada vez más envolvente, atrapando a todos los espectadores.
La segunda obra que se presentó fue producida por Elenco Foráneos, un grupo de estudiantes de cuarto año de la carrera de teatro de la Universidad Nacional de Córdoba. En escena estaban Alba Pedrotti, Sol Moreno, Luana Giménez y Camila Vilte, cuatro primas que narran de una manera muy cómica la posible existencia de un ser que habita en su pueblo. Se trata del famoso pombero, un duende o espíritu del monte, protector de la naturaleza y de los animales, pero también travieso y a veces peligroso si alguien lo ofende o no le muestra respeto.

Las cuatro artistas demostraron una gran actuación y su público rió, aplaudió y celebró cada momento de la presentación. La conexión entre ellas era evidente, se miraban, improvisaban y jugaban con el ritmo, logrando una puesta en escena tan espontánea como cautivadora. Al finalizar la obra, dieron las gracias e invitaron al público a verlas nuevamente el jueves 16 y el viernes 17 en Espacio Cubo Azul. Para más información pueden visitar su Instagram.
“Después del Silencio” fue la tercera obra, interpretada y dirigida por la actriz Luciana Reiccholz. Su cuerpo yacía tendido en el suelo, sobre una almohada y una sábana, en una quietud que parecía estar dormida. De pronto, una voz robotizada irrumpió en la escena y la despertó. Ella reaccionó con desesperación, como si le faltara el aire. La ansiedad, los nervios y la angustia se apoderaron de su cuerpo. Su grito fue tan intenso que pareció hacer vibrar los vidrios del techo del museo. El público permanecía en un silencio total, miraban con mucha curiosidad. Querían saber qué era lo que estaba pasando, qué era lo que le estaba sucediendo.

Parecía estar atrapada en una especie de cápsula, dominada por esa voz que la mantenía prisionera. En algunos momentos la “reclusa” podría decirse, bailaba cada vez que sonaba una canción o recitaba publicidades, aunque todo indicaba que lo hacía en contra de su voluntad. Lo más impactante era que su conciencia comenzaba a despertarse ya que ella intentaba resistirse, alzando la voz para gritar “¡Basta!” en diferentes idiomas, como un desesperado intento por liberarse. La actriz demostró su gran talento a través de una interpretación intensa y conmovedora, que logró mantener al público en absoluto silencio.

La cuarta obra fue Distopía, una fascinante combinación de danza y música en vivo, generada por un artista que mezclaba canciones (propias y de otros artistas) usando su computadora y una consola de sonido. El DJ logró generar un ambiente sonoro con una gran transición fluida entre temas, manteniendo un ritmo y una energía particular. Mientras tanto, en escena otro artista deleitaba al público con su majestuosa danza.
El circuito teatral concluyó con la proyección del cortometraje “Sueños, brillos y cristales”, creación de Delfina Costi. La obra, llena de sensibilidad y luz, reflejó el profundo amor de la artista por la danza. En cada movimiento y destello se percibía un mensaje claro: la belleza de perseguir los sueños y la fuerza de hacer aquello que verdaderamente se ama.
La primera jornada de presentaciones de Nuestro Arte es Trabajo contó con una gran convocatoria. Los artistas se mostraron plenos y entregados en escena, mientras que el público disfrutó con entusiasmo cada espectáculo. Acá podrán ver un resumen de lo que fue el circuito teatral. Este tipo de encuentros reafirma la relevancia del trabajo artístico como motor cultural y social, recordando que cada presentación es una ventana al esfuerzo, la creatividad y la pasión de quienes dedican su vida al arte.