El joven actor cordobés Juan Cruz El Ganame da vida al protagonista de La Zurda, la nueva película del director Rosendo Ruiz. La historia sigue a dos amigos, La Zurda y Yonatan, jóvenes de un barrio popular de Córdoba que sueñan con triunfar en el cuarteto. Una acusación injusta, una fuga desesperada y un crimen que los marca para siempre dan forma a una película que denuncia la violencia institucional y pone en primer plano a quienes pocas veces aparecen en el cine nacional.
En esta entrevista, Juan Cruz comparte cómo fue el proceso de protagonizar su primer largometraje, cómo se preparó para interpretar un personaje atravesado por la marginalidad, y qué significó para él ser parte de una historia profundamente cordobesa.
Sobre la película
¿Cómo llegó a vos la propuesta de protagonizar La Zurda?
Cuando fui al casting, el papel decía “La Zurda”, pero no sabía que era el protagonista. Yo estaba empezando un proyecto personal y había renunciado a mi trabajo. En ese contexto, Rosendo me llamó y me confirmó que iba a encabezar la película. Fue un momento increíble y decisivo en mi vida.
¿Qué fue lo que más te atrajo de la historia cuando leíste el guion?
Lo que más me impactó fue la mirada honesta y sin prejuicios sobre la vida en los barrios. No se trataba de romantizar ni de estigmatizar, sino de mostrar desde adentro, desde la experiencia real. Me conmovió el vínculo entre los personajes y cómo el sueño de la música atraviesa toda la historia.
La película tiene un fuerte componente de denuncia social, ¿qué sentiste al ponerte en la piel de un personaje atravesado por la marginalidad?
Fue un proceso de mucha responsabilidad. Tenía miedo de caer en una representación cliché, de no estar a la altura. Por eso propuse visitar un merendero del barrio donde íbamos a filmar. Estuvimos desde marzo hasta septiembre conociendo a las personas que viven allí, viendo cómo se relacionan, cómo hablan, cómo se enfrentan a lo cotidiano. Fue esencial para construir un personaje real, humano, que no sea una caricatura.
¿Qué escena fue la más difícil de grabar, ya sea desde lo físico o desde lo emocional?
Hubo varias. Lo que tiene el cine, a diferencia del teatro, es que tenés que llegar al mismo estado emocional muchas veces. A veces porque falla el sonido, otras por cuestiones técnicas. Tuve que repetir escenas de mucha carga emocional varias veces, y eso es agotador. Pero también es parte del oficio.
¿Cómo fue trabajar con Rosendo Ruiz y el resto del equipo?
Rosendo tiene una forma de dirigir muy clara. Él siempre decía: “no hay que imaginar nada, hay que actuar como si hubiéramos nacido en esa realidad social”. Nunca buscamos exagerar el lenguaje ni la forma de hablar. Todo el equipo fue muy comprometido, había un respeto genuino por la historia que estábamos contando.
Identidad cordobesa y cuarteto
La Zurda tiene al cuarteto como eje central, ¿qué lugar ocupa esa música en tu vida personal?
No crecí yendo a bailes, pero siempre estuvo presente. Para prepararme, empecé a ir a los martes de cuarteto en la Sala del Rey. Necesitaba entender esa energía, esa dinámica. Además, el personaje canta, le gusta el escenario, es un showman. Por eso también tomé clases de canto, para poder encarnar esa faceta con respeto y verdad.
¿Qué importancia creés que tiene el cuarteto como identidad cultural cordobesa dentro del cine?
Enorme. El cuarteto es parte de la historia y del presente de Córdoba. Visibilizarlo en una película es poner en valor algo que nos representa, que moviliza a miles de personas. No es solo música, es comunidad, es resistencia, es alegría en medio de la adversidad.
¿Sentís que esta película puede abrir puertas a contar más historias populares desde el cine nacional?
Ojalá. Hay muchas historias que no se cuentan porque no entran en los moldes tradicionales del cine argentino. La Zurda rompe con eso. Muestra que se puede hablar de barrios, de desigualdad, de violencia policial, de sueños, sin caer en el lugar común. Creo que abre un camino.
Experiencia personal
¿Qué descubriste de vos mismo en este proceso como actor y como persona?
Aprendí a confiar en mí, en mi capacidad actoral. También descubrí la importancia de vivir la realidad del personaje, no solo actuarla. Esta experiencia me permitió ver otras realidades, empatizar con personas que muchas veces son juzgadas sin conocerlas.
¿Cómo se preparó la construcción de tu personaje para que no cayera en estereotipos de “marginal”?
Desde el primer momento, mi preocupación fue esa. Por eso insistí en trabajar desde la observación directa, en estar en el barrio, en charlar con la gente. Hay muchos prejuicios sobre cómo se “debe” representar a alguien de un sector popular. La clave fue buscar la humanidad, no la etiqueta.
¿Qué te dijo tu familia y tus amigos cuando se enteraron de que ibas a ser protagonista de una película en cines de todo el país?
Estaban muy orgullosos. Para mí fue emocionante ver cómo lo vivieron. No es solo un logro personal, es también una forma de mostrar que se pueden contar otras historias, que hay lugar para nuevas voces en el cine.
Futuro
Después de La Zurda, ¿qué proyectos tenés en mente? ¿Seguís ligado al cine o también te interesa el teatro y la música?
Me interesa todo. El cine me atrapó, sin duda, pero también me gustaría volver al teatro, que fue donde empecé. Y la música apareció con fuerza gracias a esta película. Estoy abierto a lo que venga, siempre que el proyecto me interpele y me haga crecer.
¿Qué mensaje te gustaría que se lleve la gente al salir del cine después de ver esta película?
Que se pregunten por la realidad de los barrios, por lo que muchas veces ignoramos o estigmatizamos. Que entiendan que hay sueños, dolores, injusticias, pero también alegría, comunidad y arte. Si alguien sale del cine pensando distinto sobre la vida en un barrio, ya valió la pena.
Sobre La Zurda
Dirigida por Rosendo Ruiz, La Zurda es una película que combina el drama social con la música popular, con una mirada crítica sobre la violencia institucional y la desigualdad estructural. El film apuesta por una narrativa sincera y comprometida, y representa una voz nueva dentro del cine argentino, tanto por su temática como por su estética y su apuesta actoral.
Juan Cruz El Ganame debuta como protagonista con una interpretación potente, comprometida y sensible, que sin dudas marca un antes y un después en su carrera.