En el marco de las luchas por la defensa de la educación pública, ARDE y Fiestone decidieron actuar en conjunto para organizar un festival que tuvo una gran convocatoria.

El jueves 11 de septiembre muchos estudiantes de diversas facultades y familias fueron llegando a Plaza Seca, una de las explanadas más conocidas de la UNC, ubicada atrás de la facultad de filosofía. A las 18:30 hs, el playón se encontraba repleto de personas, entre ellas estaba el grupo de interclaustros, quienes con un megáfono convocaban a una asamblea estudiantil para discutir un nuevo plan de acción contra el veto de la Ley de Financiamiento Universitario.

En el lugar había más de cincuenta emprendedores ya ubicados en sus puestos. La feria ocupaba los laterales de la plaza dibujando un recorrido para que los visitantes pudieran disfrutar de un paseo ameno. Vendían libros, ropa, calcomanías, agendas, accesorios de biyouterie, flores de tela, chocolate artesanal, remeras estampadas que decían “La Educación no se negocia”, sahumerios, llaveros y una gran variedad de comida y panificados.

Al fondo se veía un escenario montado donde a la noche se iban a presentar los artistas invitados. El evento contó con tres barras gestionadas por los organizadores donde se ofrecía comida y bebida. Poco a poco iban colgando banderas de diversas agrupaciones y de luchas particulares, algunos de los lemas decían: “trabajadores del Conicet”, “Palestina Libre”, “tesis Xl”, “Unidad de los trabajadores asamblea Rawson”, “comadres” y muchas más.

A las 19:30 hs, había iniciado la asamblea interclaustro en el patio de Baterias B. Se trataba de una ronda de discusión liderada en ese momento por una mujer, la cual se presentó como una estudiante de la Universidad Provincial. Ella tomó el megáfono y dijo: “Discapacidad voltió el veto y lo voltió marchando, entonces… ¿Qué piensan que debemos hacer nosotros?”. Continuó diciendo que debemos convocar a los investigadores del Conicet, a los trabajadores de la petroquímica de Rio Tercero, a los de la Coca Cola, a todos los docentes y no docentes, como también a los centros de estudiantes de cada facultad para que concienticen acerca de lo que está sucediendo.

Otro compañero tomó la palabra y dijo: “Necesitamos que todos estén discutiendo y que les interpele nuestra lucha”. El gran objetivo de la asamblea interfacultades y del festival era lograr construir una inmensa marcha multitudinaria para vencer el veto. Así fue que propusieron encontrarse al día siguiente, viernes 12 de septiembre, en Colon y General Paz para marchar y buscar la atención de los grandes responsables.

Cuando la noche comenzó a caer, un grupo de estudiantes convocó a la toma de uno de los pobellones de la facultad de filosofía. Se armó una votación rápida, la cual contó con 34 votos a favor, 12 votos en contra y 22 abstenciones. El que dirigía la asamblea invitó a todos a pasar al pabellón para comenzar con la toma. La mitad de los asistentes entraron mientras que el resto se dispersó con muchas dudas.

Mientras tanto el festival había duplicado su número de participantes. Había música sonando y el show de títeres para niños “Una Empaparruchada de Amor” ya había comenzado.

A las 21hs, se dio inicio a la grilla musical de la noche. La primera banda en presentarse fue “La Tico” liderada por Gonza y Pablo, quienes comenzaron su recital con el tema “San Juan”. Plaza Seca estaba colmada de gente que estaba disfrutando de la música, bailaban rock and roll, comían y bebían.

La Tico invitó al escenario a un artista local que se dedica al rap para mostrar su arte. También subió la agrupación “Las Pibas y El Pogo” quienes dedicaron unas palabras al público desatando aplausos y mucha ovación. Su discurso decía:

“Estamos acá para visibilizar que las mujeres y las diversidades somos protagonistas, habitamos el pogo, las calles y las universidades. Hoy no estamos acá para poguear, bailar y cantar. Estamos acá porque sabemos que la música y la educación pública tienen algo en común, son libertad, son encuentro, son futuro. Las pibas levantamos la voz porque no queremos un país donde estudiar sea un privilegio. Queremos un país donde cada pibe y cada piba pueda soñar. Donde las aulas estén llenas de vida y no de ausencias. Donde la educación pública no se toque, no se recorte y no se negocie. Porque la educación pública no se vende, se defiende.”

Muchas bandas más subieron al escenario y tocaron sus temas. Matafuego, La Brus Lee, The Rhythm Gamblers, Arlekines y la noche culminó con Fachi de Viejas Locas. Hubieron más intervenciones políticas y artísticas.

Allí, bajo las luces del escenario y el eco de los cánticos, los estudiantes, docentes y no docentes demostraron que la alegría también puede ser una forma de lucha y que la universidad pública es el lugar donde se sueña, se refuerza el pensamiento crítico y donde nace la voluntad de luchar ante las injusticias que se presentan en la vida. Este no fue solo un festival sino que fue el latido colectivo de un movimiento que se niega a rendirse.

Entre banderas flameando, guitarras sonando y voces que se alzaban en defensa de un derecho común, quedó claro que la educación pública es mucho más que un aula, es memoria, es presente y es futuro.