Ante la decisión de la Cámara de Diputados por rechazar el veto de Javier Milei, y frente a la tercera movilización a nivel federal, lo que se disputa también son los límites con la otredad.

Teniendo en cuenta la actualidad sociopolítica, la permanencia de la Libertad Avanza trae consigo consecuencias aún mayores, que el solo deterioro histórico de los salarios docentes. Y si bien se trata de una problemática que atraviesa la experiencia de múltiples territoritos, es importante tomarse un momento para preguntarse sobre el trasfondo que quiere transmitir el neoliberalismo con sus medidas.

Desde allí, surgen los aportes de dos perspectivas diversas, provenientes de las Ciencias Sociales que se articulan a partir de esta reflexión. Carlos Viale, licenciado en Psicología con posgrados en psicoanálisis y salud comunitaria, contribuye desde el universo simbólico esencial de lo humano. Mientras que Corina Echavarría, licenciada en Ciencias Políticas, docente e investigadora con posgrado en administración pública, visibiliza las relaciones de poder existentes en la delimitación de lo común.

En ese sentido, las múltiples intervenciones del Poder Ejecutivo en el desarrollo de las normativas, fueron entendidas por Echavarría conforme a “la vida institucional de las democracias liberales republicanas”, que intenta “evitar que todo el poder esté concentrado en una persona”. Lo que, en su opinión, se contradice por una forma de ejercer el liderazgo político, que tiende en estos días a la concentración del poder.

Dicho monopolio de poder, condensado en la figura mileista, proyecta varias cuestiones en términos psicoanalíticos. En palabras de Carlos Viale, se utiliza un enojo o frustración social hacia la corrupción “para justificar una política de ajuste neoliberal”, bajo la modalidad de “echar(le) la culpa al otro”. A su vez, “cuestiona las bases de lo que consideramos incuestionable, de lo que ya consideramos una normalidad”, continuó el entrevistado. En consecuencia, la politóloga redoblaría la apuesta, al decir que lo que no sería discutible son las medidas que responden a respetar el orden natural de las cosas (especialmente, aquellas relativas al mercado).

Con ello, a este punto, Viale hipotetizó en que en la sociedad hay “un mal funcionamiento del registro simbólico”. Hecho que no sólo lo señaló en el Jefe de Estado, sino hasta en su propio trabajo con pacientes. De ahí que mencionó que predominan “discursos populistas, porque proponen soluciones sencillas a problemas complejos”. Una puesta en cuestionamiento que para él no necesariamente tiene en cuenta la coyuntura y los factores contextuales, y que en su campo toman el formato de límites o reglas, que de alguna manera implican la unión con la otredad. Por lo tanto, lo comunitario es un factor que claramente se pone en jaque en esta época sumamente conservadora.

Es entonces, que la tercera marcha federal universitaria y el logro en diputados, son pruebas de la resistencia social ante no ceder sobre el valor de lo comunitario, por el aspecto social que está intrínseco a lo humano. El saber entendido como la articulación de elementos, según Viale, se articula en una acción colectiva que reúne a la educación, la salud, la ciencia y el sistema previsional en una misma causa. Es decir, la discusión superó la disputa salarial, y se convirtió en un juego de intereses, por parte de determinados grupos sociales. Echavarría lo explicó claramente al declarar: “las discusiones presupuestarias son discusiones sobre el modelo de país; cuando vos discutís cuáles son las prioridades de inversión, de gasto, estás discutiendo modelo de país”. Por eso, aunque la bandera del saber ha podido ser corrompida a lo largo de los gobiernos, este es el momento indicado para reivindicar a esa clase media trabajadora de la Reforma del 18′ que no olvida los derechos que supo conseguir.