Un tema en auge desde los últimos años y que aparentemente atañe solo a los menores de edad. Sin embargo, ¿cómo se manifiesta este fenómeno en el público estudiante universitario? ¿Cuáles son los factores que particularizan esta situación?

Tras la pandemia, el uso y abuso de pantallas digitales se ha intensificado al punto tal, que han aumentado los problemas de vista. De hecho, a partir de edades cada vez más tempranas, se observan niños utilizando lentes, en parte, por la falta de desprendimiento con los dispositivos electrónicos.

Aún así, pareciera no ser de interés el estado de visión de los alumnos del nivel superior. Un grupo que también está sumamente atravesado por la digitalización; desde simples trámites administrativos, hasta formas de estudio y modalidades de cursada. Y como sucede con las infancias, es un asunto que tiene tal grado de complejidad, que debe ser visto desde distintas perspectivas.

Cómo lo ven quienes lo viven

La cooperación entre pares destaca frente al desafío de enfocar la vista. Tantísimos testimonios surgen como el de Mateo Zarza, reciente recibido de la Tecnicatura Universitaria en Programación, que afirma: “Sentarme adelante ni siquiera me solucionaba porque en la UTN los bancos están demasiados lejos del pizarrón, incluso cuando estás en el primer lugar, cualquier cosa le preguntaba a un amigo que estaba cerca y esa era mi solución”.

Asimismo, fuera de clase, continúan las dificultades pero con los materiales de estudio. Es una realidad que muchos estudiantes recurren a la lectura digitalizada, sobre todo, por el contexto socioeconómico. “Después de la pandemia, si noté que mi visión cambió, me cuesta mucho leer por la computadora sobre todo materias muy largas, teóricas y todas letras muy juntas”, declaró Agostina Tula, estudiante de la Licenciatura en Kinesiología y Fisioterapia. Y continúa: “no puedo estar treinta minutos seguidos leyendo porque me canso un montón y me empieza a doler la cabeza”.

El enfoque de las investigaciones científicas

En el campo de la ciencia, resulta notable la amplia variedad de proyectos que priorizan la salud visual de menores de edad. Aunque la sobreinformación producida por estos, conlleva a un vacío teórico y a una postergación en cuanto a la experiencia de otros públicos. Porque, ¿cómo se pretende proteger la salud visual de infantes, si ni siquiera padres o jóvenes-adultos son conscientes de su mismo estado?

Recientemente, en 2024, la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) denominó este fenómeno como “Síndrome Visual Informático”. Constituido por tres tipos de síntomas diferentes que la doctora Rosana Gerometta y el becario Joaquín Bustos han identificado, en el marco de una investigación enfocada en estudiantes de la Facultad de Medicina. Se consideraron, los “síntomas oculares” como ojo seco, prurito e irritación ocular. Segundo, los “síntomas visuales” que se presentan con la fatiga ocular -también llamado astenopia-, cefalea, visión doble y borrosa. Y, por último, los “síntomas posturales” ejemplificados mediante el dolor de espalda, hombros y cervicalgia. No obstante, se podrían haber incluido las alteraciones en el sistema neurológico, especialmente en los ciclos del sueño.

El becario Joaquín Burgos y Rosana Gerometta en la Facultad de Medicina de la UNNE. Imagen: Medio UNNE

No contenta con ese pequeño avance, este año Gerometta reunió otro equipo y avanzó en la investigación: “Agudeza visual en estudiantes universitarios de la Universidad Nacional del Nordeste”. Mediante una metodología observacional, descriptiva y transversal se evidenció que la mayoría de los ciento cincuenta y dos estudiantes consultados, poseen una agudeza visual alterada. Más en específico, aclara el estudio: “el 36% de las personas evaluadas tuvieron una agudeza visual normal, 63,8% presentaron afectación de la agudeza visual en uno o ambos ojos”.

Un vistazo hacia el campo profesional e institucional

Desde la Óptica y la Contactología, se comprende este fenómeno desde la física y la clínica. Por lo general, lo que se señala como uso nocivo de pantallas, refiere a un empleo continúo de dos horas. Debido a que las pantallas emanan una luz ultravioleta dañina para la vista, lo que hace que la persona deje de parpadear y produzca lo que vulgarmente se apoda como “ojo seco”. Al no parpadear durante el promedio de trece segundos, el bañado natural del ojo se evapora en la glándula lagrimal, lo que origina una calidad pobre en la lágrima. A su vez, la pupila trabaja más de lo que puede, ya que constantemente se agranda y se achica con el cambio de luces, colores y formas.

Oficinas del Colegio de Ópticos de Córdoba. Imagen: Autoría propia

En diálogo con Juan Saturnino Palomo, especialista en el tema y tesorero del Colegio de Ópticos de Córdoba, la edad del mayor riesgo es “desde los niños hasta los veintiún” años, ya que es la etapa en la que “todo su organismo está en pleno crecimiento”. Incluso agregó que la predisposición a tener miopía (ojo alargado) e hipermetropía (ojo redondo) puede agravar los problemas en el sistema de enfoque. Ni hablar, dijo Saturnino, de aquellos estudiantes que se pasan horas en salas de laboratorio con muchas luces y forzando su vista a través de microscopios.

Dicho esto, los lentes con antirreflejo y filtro azul se distinguen como una solución viable, al permitir que la pupila trabaje más relajada y que la luz no traspase la retina. En ese sentido, el entrevistado sostuvo que hoy en día los jóvenes-adultos de hasta cuarenta años son más conscientes de este hecho al tener más acceso a la información. No obstante, no existe aún un precedente que avale esta hipótesis.

Aunque todavía queda mucho por hacer, el asunto de la salud visual y los dispositivos tecnológicos, no son un caso cerrado. Juan Saturnino enfatizó en que ópticos y oftalmólogos deben trabajar en conjunto aunque “haya una supuesta rivalidad”, y afirmó que se necesita que más profesionales tengan acceso a este tipo de información y de materiales que están disponibles. Y concluyó la entrevista diciendo: “se sigue investigando, se sigue trabajando sobre nuevas tecnologías, nuevos formas de uso, nuevos cristales y hasta posiblemente vengan cristales que te protejan mucho más de lo que estamos usando hoy”.