Todos los jueves a las 19 en la sede cordobesa de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros Argentina (ATTTA) se dicta el taller: “Cuida tu salud. Autocuidado y prevención”. Este consiste en charlas sobre salud sexual y reproductiva en la comunidad trans, sesiones educativas respecto a practicas seguras, así como también una instancia para consultas de salud básicas y seguimiento.
Lo que ofrece ATTTA es un espacio seguro, inclusivo e interdisciplinario donde personas de la comunidad trans puedan acceder sin un costo monetario. Esto adquiere suma relevancia en un contexto económico delicado como el presente, pero también por diversas variables socioeconómicas que afectan particularmente a las personas trans: el estigma, la discriminación y la falta de acceso a la educación, la salud, la vivienda y el trabajo son factores que reducen la esperanza de vida de las personas trans a la mitad del resto de la población argentina.
A pesar de la vigencia de la Ley 26.743 de Identidad de Género que respalda el derecho a la libre expresión de la identidad autopercibida, las cuestiones de salud de la población trans siguen estando abajo en la escala de prioridades del Estado. Según un relevamiento de 2023 (“ConocerT”), realizado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos junto a la Dirección General de Estadísticas y Censos en Córdoba, el 71% de la población trans relevada no cuenta con algún tipo de cobertura médica: gran parte no concluyó el secundario; y el 86% de los y las ocupadas se encuentran precarizadas. En cuanto a aquellas personas que realizaron modificaciones a su cuerpo a través de la aplicación de alguna sustancia, el 86,4% lo realizó sin recurrir a un profesional de la salud.
ATTTA Filial Córdoba trabaja desde el 2006 y fue el primer centro de contención trans en la ciudad. Pía Ávila es su directora desde 2017, y ha pasado estos años haciendo un trabajo sumamente territorial, de salir a la calle y estar cerca de las necesidades de las compañeras. En sus palabras, la gran deuda que tiene el Estado con la comunidad es en cuanto a salud integral: “Hace falta mucho trabajo de prevención. Por ejemplo, muchas compañeras aún siguen inyectándose aceite de avión en sus mamas, con el peligro que eso conlleva. El acceso a la vivienda es otra gran deuda: la mayoría pagamos alquiler a pesar de que algunas podríamos pagar la cuota de un crédito, pero no podemos acceder a créditos” expresó Ávila.
Es en este punto donde asociaciones como ATTTA se vuelven indispensables, dando apoyo y contención ahí donde el Estado no llega. Los días miércoles a las 16 ofrecen también un espacio de salud integral para acceder a atención médica general, hormonización, análisis de ITS, test de VIH, sífilis y hepatitis virales, consultas sobre extracciones de siliconas líquidas, e incluso turnos para dentistas.