Las realidades personales comparten narrativas, hay que levantarse todos los días a trabajar y estudiar teniendo el consuelo de un día para descansar. Se piensa qué comer, en qué gastar la plata que ganamos y en qué disfrutar los momentos libres que conseguimos. Después hay narrativas que se construyen sobre otras realidades, ajenas a la común, que se estigmatizan para mantenerlas por fuera de lo cotidiano. Una de estas realidades son las situaciones de encierro que permanecen en la sombra desde los comienzos de su institución. Quizá porque hacen mucho ruido, porque son peligrosas, o porque están sucias de palabras, de cuerpo, o de alma.
En los parlantes empiezan a sonar unas baterías, después unos acordes en el bajo, se suma una guitarra, y por último el punk rock argentino canta el coro de protesta Ya no sos igual, ya no sos igual, sos un vigilante de la Federal, sos buchón, sos buchón…
Es martes 3 de junio y en la Facultad de Ciencias de la Comunicación actualmente se viven las intervenciones educativas de la quinta Bienal de Comunicación y Periodismo.
A las 13 horas desde el Aspirante ingresamos al aula número uno de la Facultad para adentrarnos en el Panel “Comunicación en cárceles. Experiencias”.
Los coordinadores del Taller junto a las personas privadas de su libertad del centro penitenciario Bouwer, conforman el Taller de Comunicación.
El aula uno está llena de estudiantes, hay bullicio y de fondo suena Ya no sos igual de la banda “2 minutos”. En un costado de la pared están ubicadas mesas con muchos papeles y cuadernos, resulta que todo un mundo se aguardaba allí. Al acercarte podías leer y entrar en aquel mundo que fue escrito y dibujado por personas en situación de encierro. Dibujos de las celdas, cartas a amigos, rutinas diarias, olores, sensaciones y resistencia.
El primer momento de este panel de la Bienal fue de acercamiento, de contacto con este mundo que resulta tan cercano pero que fue construido desde lejos por estigmas.
Pasados los veinte minutos de inicio, Pablo Natta invita a los presentes a tomar asiento y es así como alza la voz y le da cuerpo a este mundo percibido por esas producciones en papel. El profesor comienza dando contexto del Taller que lleva más de veinte años realizándose y presenta la revista Mordaza Cero, una producción realizada por los presos que ya lleva siete ediciones. Natta resalta que hay que “sostener la presencia de la Universidad en la cárcel”.
Luego le sucede una segunda voz, María Lozada Fernández, coordinadora también del Taller, quien recupera la idea del profesor para aclarar que la cárcel no tiene vinculaciones externas más allá del poder judicial, es obligada a “mantenerse en las sombras”.
Más de treinta estudiantes presentes permanecen en escucha activa, como si las distracciones del celular no existieran, o fueron absorbidas por la intriga de este mundo carcelario.
María Lozada Fernández continúa su relato mientras sus ojos se pierden imaginando, quizás, la realidad que relata. Explica cómo fueron los primeros encuentros del Taller, y el propósito de mostrar a la docencia como contacto y no como otra voz de autoridad. La materia es comunicación, comunicación como herramienta para vehiculizar esos derechos que no se cumplen y mueren en el anonimato. También, agregó Natta más adelante, es comunicar para romper con las lógicas disciplinarias de la cárcel que prohíbe en muchas ocasiones, el derecho a hablar.
En un siguiente momento, Celeste Feraud y Filipo Nazzeta presentan el programa radiofónico “Libre voz” que tiene como enfoque profundizar el contacto humano de las personas en situación de encierro. Es interesante como verbalizan una situación de la que no se estaba explicitando en el panel, el hecho de romper con la construcción negativa que realizan (históricamente) los medios hegemónicos de comunicación sobre la situación carcelaria.
Como último momento se propuso una actividad que logró el completo acercamiento con este mundo, ya incorporado en el cuerpo de los presentes. Las personas privadas de su libertad que participan en el Taller formularon preguntas para que los estudiantes que se presenten en este panel de la Bienal puedan responder. Preguntas como “¿Creen ustedes que a una persona privada de su libertad le asisten alguno de los derechos humanos?, ¿Dormirías en el baño?, ¿Te parece que este tipo de Taller ayuda a la reinserción social?”. Estas preguntas expresan más que la mera literalidad, expresan un mundo, unas mentes y unas paredes desconocidas por la mayoría de los estudiantes presentes. El ambiente fue de reflexión y de conversación, se compartieron pensamientos y respuestas a esas preguntas, las cuales serán llegadas a quienes las realizaron.
Producción audiovisual de autoría propia:
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