La primera Noche del Museo de la Comunicación: búsqueda del tesoro, carteles y bandas en lucha por la defensa de la universidad pública. La ciencia popular y la Córdoba linda.
León tiene 11 y unos pelos larguísimos que le llegan un poquito más que a los hombros. Está seguro de que va a estudiar química, aunque todavía no tuvo química en la escuela. Con un cordobés bailable me cuenta: “Vine con mi madre para hacer las actividades y apoyar la universidad. (…) Me divierto un poco y otro poco para acompañar esta movilización”. Ojalá las puertas de la Universidad Nacional de Córdoba para León estén abiertas, porque sino probablemente las tire a patadas.
Es viernes 25 a la noche y rodeando la manzana se ve una mezcla rara. Gente saliendo de cursar, luces verdes y niñxs chivateando: se perfila La Noche de los Museos 2024 en la Facultad de Ciencias de la Comunicación (FCC). Se siente en el aire ese nosequé, como que no sabés a donde irá a disparar, pero querés estar ahí cuando lo haga.
Hace días suspendieron las puertas abiertas en la FCC, pero la universidad, como por ósmosis, se niega a dejar de tirar la casa por la ventana: Es como si fuese la hora de la tarde, de sacar la reposera a la vereda mientras lxs pibxs corren por ahí, pero no, es la universidad que camina las calles y en la Córdoba nocturna se produce una mezcolanza bárbara. El centro estallado y la Comunicación por primera vez como Museo con todas las letras.
Esta Noche, organizada en conjunto por la UNC, la Agencia Córdoba Cultura y la Municipalidad, es “por la educación y el sistema científico”. La UNC la presenta en su página calando a las instituciones como guardianes del patrimonio cultural. Me pregunto si León no será otro guardián.
En el Museo de la Comunicación se prometen varias iniciativas: Búsqueda del tesoro para infancias, proyecciones permanentes y carteles con consignas colectivas. Además, una grilla de bandas musicales. Todo todo en la explanada. Habla Mariela Parisi, decana de la facultad, y hace la apertura fortaleciendo el hecho de ser museo, luchar por la universidad pública y disfrutar la noche.
Ya adentro, en la esquina de Valparaíso y Los Nogales, achico los ojos para entender qué es de esa FCC nocturna. Lo primero que sobresalta es la pared del edificio que contiene al decanato, donde entrará toda la noche: una proyección gigante que tiene el tamaño como de tres yo. Se trata de la muestra permanente titulada “Comunicación por la Educación Pública”.
Se escuchan los motores calentando sonido en el escenario. Está armado sobre la pared que hasta hace unos días decía “Facultad Tomada”, incluso todavía se ve el borde del cartel pegado. Son las 21 y la primera búsqueda del tesoro para las infancias terminó. Ahora sí, empujando la bisagra, se abren las puertas:
“Hablemos un poquito de lo que se está proyectando allá en las paredes, ¿no?”. Clix Moderno, el canal de streaming de la facu, rompe el hielo. “Son justamente carteles de las distintas Marchas Federales por la Educación Pública”.
Somos unas 25 personas solo iluminadxs por las luces de colores que apuntan al escenario y todo aquel que levanta la cabeza puede ver pasar, una y otra vez, carteles proyectados. Están en manos cansadas, pero en alto. Son de jubiladxs, docentes, estudiantes, madres, investigadores, nodocentes, padres, niñxs, parejas, maest… La realidad les rebalsa y es sobre ser primera generación universitaria, la ciencia para el pueblo, el ascenso social, Milei Culiadazo, salarios dignos, queremos estudiar y qué pasa con la plata que está y no para la educación pública ni el sistema científico nacional…
Entre la Córdoba presente para la apertura, está Laura. Ella es mamá, egresada de la FCC, trabajadora y está con poca voz. Acumula experiencias de las Noches de los Museos y este año la elige una vez más para sus hijos.
A los que no podían por su rutina diaria, los trabajos, el estudio, lo que fuere… al existir la Noche de los Museos mucha gente pudo conocerlos, participar y acercarse a la universidad.
El Museo de la Comunicación comenzó a gestarse en el 2022 con los 50 años de la Comunicación Social en la UNC. El año pasado se aprobó como tal y este año es la primera Noche de los Museos donde la FCC entra por la puerta y no por la ventana.
Ahora se bajan lxs Clix del escenario y sube la primera banda: Lara Pía set Trío Florido (Julia María Pereyra y Luciano De La Rosa). Ya somos como 40.
Acá no hay filas. Al Museo se puede acceder desde donde estés, las paredes te gritan consignas incluso si pasás apuradx. Al costadito de la puerta, debajo de la proyección gigante, hay una intervención donde están sacando fotos. Me alejo entonces del clima musical, donde ya corren algunos vasos de cerveza y Amargo Obrero. Me peino para la foto.
Mariana Palmero está cerquita de la propuesta, es egresada y docente de la FCC, ex delegada del Gremio de las y los Docentes e Investigadores Universitarios de Córdoba (ADIUC) y se predispone a contarme más. Es para visibilizar la lucha dice, para “invitar a quienes están presentes (…) a sacarse una foto con carteles -en defensa de la educación pública- para subir a las redes del gremio. Vamos a hacer una volanteada y filmar unos videos con ese mismo objetivo”. La lucha por parte de ADIUC se viene sosteniendo desde enero:
No solo en defensa del salario docente, que es un salario que en proporción se ha retraído más de un 50% desde la asunción de este último gobierno, sino además en este contexto de combate desde el oficialismo hacia la universidad pública y el desfinanciamiento de la universidad pública…
Bajo la proyección infinita, dos niñas se acercan, una le saca una cabeza de altura a la otra. Cartel y foto. Al costado hay una mesa iluminada, temperas, fibrones y cada quien puede hacer su cartel por la universidad.
… la lucha cobró fuerza y notoriedad con la emergencia del movimiento estudiantil. No solo estamos acompañando esa lucha, sino también desde el claustro docente y desde el gremio estamos impulsando distintas acciones de visibilización.
Son las 22.30 y las luces van sobre Amigo Piedra, la segunda banda que toma el escenario con una hermosa potencia. En paralelo termina la Asamblea Interfacultades de la UNC con sus casi 4 horas de discusiones en el Pabellón Argentina y se van acercando sus participantes. La muestra se tiñe de roscas sobre el presente y futuro de la educación.
Algunxs se abrazan con quienes ya llevan 2 horas sosteniendo la barra de bebidas de la Asamblea de la facu, están juntando fondos para poder bancar las iniciativas en defensa de la educación pública. Parece como si los cuerpos siguieran un envión alerta y necesario. Cuerpos dispuestos, siluetas que hoy bailan y están en la barra, pero hace un rato en asamblea, hace días en tomas, antes de ayer en marchas…, todo y más, mientras las políticas estratégicas de Milei atentan contra el derecho a la educación pública, gratuita y de calidad.
En la mesa de pancartas lxs niñxs ya crearon su horizonte: un arcoíris rojo, verde y amarillo. Algunxs grandes se animaron a escribir su historia. Los carteles terminados arman un collage en la pared.
Seguramente entre lxs que caminan la Noche de los Museos hay quienes hoy no podrían estudiar en la universidad pública. ¿Qué pasa ahí? Le pregunto a Mariana:
La universidad abierta, que la universidad sea pública, no supone que todos lleguen. Pero para que todos lleguen, justamente, hace falta un Estado que iguale oportunidades. Desde la educación inicial, pasando por la educación primaria y luego la secundaria; y, por otro lado, la defensa de la universidad pública.
Y, al calor de nuestra UNC que se desdobla y propone una noche para “disfrutar de las propuestas culturales sin restricciones”, retruca:
No es una lucha por el salario, es una lucha global en defensa de la universidad y las funciones que cumple socialmente. No solo es la formación profesional académica, sino también es la actividad de investigación que se transfiere en la sociedad y la actividad de extensión, que es la que nos permite, entre otras cosas, llegar a aquellos sectores que a la universidad no solo no pueden acceder por una cuestión material, sino por una cuestión de horizonte de posibilidad, que ni se lo imaginan en su camino.
A lo que sentencia:
Defender la universidad pública es también seguir apostando a ese horizonte como utopía, de que pueda realmente ser una posibilidad para todos y para todas.
Del otro lado, mientras Laura relojea a lxs más peques, me cuenta que ya pasaron por la Plaza Cielo-Tierra y después vieron luces y entraron acá. “Recién me preguntó el más chico: ¿sentís nostalgia? No, me siento como si estuviese en casa”. Ya conocían la facu de día, pero hoy se quedaron nomás: el “clima” lxs atrapó. “Para los niños este fue el lugar que más les gustó: pudieron hacer la búsqueda del tesoro, pintar, dibujar y, los adolescentes que vinieron con nosotros, también escuchar música”.
Efectivamente, el popurrí comunicacional capta una variedad interesante de cordobesxs y cordobecitxs: en un triángulo de pasto hay desde un puesto de panchos hasta la decana de la facultad.
Sonó la corneta
22.45. La guía sonó una corneta en la puerta principal. La última oportunidad de encontrar el tesoro. Escoltadxs por sus padres y madres, desembarcaron lxs niñxs a descubrir donde ya hay y mucho, como en todo octubre. La invitación a la Búsqueda del Tesoro para Infancias decía: “traé tu linterna para descubrir los objetos de la comunicación que hicieron historia a lo largo del tiempo”.
Adentro del edificio comenzó su aventura. En la primera pista una niña con flequillo y un muy buen collar de colores se alumbraba a la cara. El resto eran 6 niñxs que respondían a coro adivinando el año de la creación de la máquina de escribir. La luz estaba apagada, pero si no fuese así, quizá hubieran preguntado quienes son lxs de las fotos blanco y negro y por qué son tantxs. Mientras una chica explicaba la pista, dos tecleaban sobre la máquina que reposaba en la mesa.
La siguiente fue al lado de los baños: el diario. Ella se quedó al final porque tuvo que correr la mitad del camino a oscuras, hasta que encendió su linterna. El más grande fue designado como lector de pistas. La niña flequillo subía y bajaba los escalones y se iluminaba reflejando en los vidrios. El resto: una luz verde con 5 caritas verdes y un diario viejo de La Voz.
Al final ella, que ya estaba a medio camino por curiosa, llegó primera a la próxima pista. Ya no importaba la linterna. Ahora un teléfono, como el que la madre que venía arrastrando los pies miraba siguiendo a la pandilla de detectives. Otra vez adivinando el año: ¿1800? ¿1550?
Me alumbra la cara, ¡piedra libre! La niña flequillo levanta la mano para responder la pregunta, como la piba del puesto no la ve, sigue iluminando. Ve al resto gritar años y a la chica cansarse. “1876”, adivinan y la pandilla corea: “siiiiiiiii”. La alumbradora suspira.
Con la campera atada en la cintura y el pupo al aire, es relojeada por sus padres y tiene el flequillo sudado de la chivateada. El resto de padres que acompañan, sostienen buzos y linternas y se apoyan en barandas y reciben abrazos a sus rodillas de niñxs cansadxs.
Pasa la pista de la radio. Para ella es hora de inspeccionar el dispenser, parte por parte va con su linterna, me alumbra la cara, revisa los pasillos y se tira un paso de baile que me hubiese gustado inventar. El resto corre a la próxima y, para su desgracia, la madre le agarra la mano para bajar la escalera y termina llegando última.
El lector canta ahora con un micrófono, el más chiquito se canta otro temita. Ella está sentada en la otra escalera, su mamá le dice algo al oído, se alumbra la cara y se suma apoyando sus coditos sobre la mesa donde se ven dos grabadores y un casete.
Llegó la tele y fue más fácil la vida para ellxs, algo viejo pero conocido al fin. “¡¡Hay algo atrás!!”, dice la niña bailarina en la escalera, que ahora da giros con linterna, se alumbra y baila con su reflejo de los vidrios de la biblioteca. Efectivamente atrás del televisor estaba la próxima pista. El lector se llevó el mérito. ¡¡Vamos afuera!!
22.56. Un premio, todxs ganan. Al fin se sabe para qué era el puesto de diarios que hace una semana estaba en el patio explanada de la facu: la última pista. Mientras unxs se trepan al puesto, la niña alumbra su cara y el puesto y de nuevo su pera de sorpresa. Llegaron todxs, premio para todxs. Al lector se le desilusiona la cara, qué falacia ésta de ganar todxs.
A puro parlante
Al ritmo de Amigo Piedra, Mariela Parisi -decana de la FCC- me comenta de los $200mil que se presupuestan por ser museo. Agrega que desde la facultad se intentó ayudar, resaltando el trabajo de la comunidad de comunicación. “A veces sabemos que los presupuestos son escuetos. Más ahora que estamos todos en lucha también, ¿no?, por todas las universidades nacionales”.
Se renueva la gente. Sigo preguntándome lo mismo: qué pasa por el cuerpo de quienes conocen la universidad en esta noche, al tiempo que el Gobierno decide arrancarle la oportunidad de vivir la ciudadanía universitaria.
La universidad pública, gratuita, de calidad y con ingreso irrestricto, permite que muchos chicos de familias trabajadoras puedan acceder. Sabemos que en este contexto económico y social (…) es difícil que esté en el horizonte de sus posibilidades pensar en una carrera universitaria.
Señala Parisi, al tiempo que agrega:
Estamos trabajando para que sean cada vez más los que puedan pasar por la universidad: porque además de darte un título, una profesión y una posibilidad de ascenso social, también te abre la cabeza. Te da la posibilidad de empatizar con el otro, de mirar de manera crítica lo que viene dado. Así que solamente el pasar por la facu ya te cambia la vida. Y si además podés tener un título y después trabajar en la profesión que elegiste, ni hablar.
Diego es otro de los que mira de lejos a sus hijos. Sostiene buzos. Me cuenta de Franco y Benjamín. Tiene como 45 y quizá 8 o 10 horas de trabajo en el día. ¿Qué hace que quieras traerlos a la Noche de los Museos?, le pregunto. “Me encanta la propuesta que hay en toda la ciudad, aprenden un montón y para los chicos es divertido salir de noche”. Ya habían pasado por el cementerio, la Facultad de Derecho y la Biblioteca Nacional.
– Y Diego, ¿alguno de ellos quiere estudiar en la universidad?
– Sí, sí. Los dos quieren estudiar en la universidad pública.
– ¿En dónde andan sus cabezas?
– Uno quiere estudiar medicina y el otro ingeniería. Así que vamos a ver, esperemos que sí y ojalá que siga siendo pública, gratuita y de calidad.
A las 23 la última banda: 22/7. Al salto y a puro pogo estudiantil, con un repertorio de casi una hora y como 100 personas, se termina la Noche para la FCC. Las infancias ya no están y los panchos se venden un poco más. Comunicación por primera vez participa como Museo en lo que la UNC en su página presentó como “una noche dedicada a la cultura y el conocimiento, (…) una jornada cultural de puertas abiertas”.