Debido a la crisis económica que atraviesa a la sociedad argentina, el delito en los espacios de las universidades como en el resto del país, ha crecido. Es por ese motivo que hace semanas que los decanos de las 15 facultades de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) vienen manteniendo reuniones con las autoridades policiales que resguardan los espacios de la Casa de Trejo.
De acuerdo a lo informado, por el momento en off, por algunas autoridades de la UNC que formaron parte de aquellos encuentros, los agentes de seguridad sostienen que “nunca se vio este nivel de delito”.
Mientras estas reuniones ocurren, la UNC ha incorporado nuevo personal de seguridad. Se trata de cooperativas cuyo personal supone un menor costo que uniformados de la policía. A lo que se suma, que estos trabajadores recién ahora están comenzando a ser capacitados en sus tareas, y no tienen poder de policía por lo que su principal función es disuadir a los delincuentes. De hecho, ya pueden verse los chalecos amarillos apostados en distintos puntos de la ciudad universitaria.
Vale decir que la problemática que las autoridades discuten entre muros, no es advertida públicamente. A pesar de que se trata de una realidad que afecta a estudiantes, docentes y no docentes. Dígase como es: cada día son más frecuentes los episodios delictivos que se viven en las inmediaciones del campus transitado tanto por personal docente y no docente como por los estudiantes de la Casa de Trejo. Una realidad aún más angustiante ya que los recortes a las áreas de seguridad Interfacultades se suma al ajuste presupuestario universitario. De hecho, se ha evaluado el cese de la contratación de adicionales de policías que en otros tiempos cubrían horas extra en los campus.
En medio de esto, cuatro meses atrás se anunció la firma de un convenio entre la UNC y el Ministerio de Seguridad de la provincia de Córdoba. Acordaron poner en marcha un centro de monitoreo para mejorar la seguridad de las personas y los bienes dentro de la órbita de esta casa de estudios. Pero esto aún está en veremos.
Es entendible la búsqueda de un equilibrio presupuestario y la necesidad de reasignar recursos de acuerdo a las prioridades, pero este no puede alcanzarse a expensas de la integridad de las personas que trabajan y estudian en la universidad.