Por Jazmín Farías, Iván Martino y Valentina Robert –
En el área oriental de Sierra de Las Peñas, la sección más austral de las Sierras Chicas de Córdoba, las geólogas de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Verónica Lutri, Mónica Blarasin y Edel Matteoda, estudiaron en el año 2022, el sistema natural, el sistema de cultivo y el uso de agroquímicos que contaminan las aguas subterráneas de la zona. También analizaron si hay diferencias con respecto a las aguas superficiales, más expuestas a la contaminación.
En las aguas subterráneas hallaron un 15 % de muestras con herbicidas en primavera, lo que, según las investigadoras, supone una baja presencia. Pero para las aguas superficiales, el porcentaje fue superior al 66 % en concentraciones mayores, sobre todo en lagunas y canales. La causa de la mayor concentración de herbicidas en las superficies mayores, se debe a la baja velocidad de flujo de agua por hallarse en áreas llanas o deprimidas. En cambio, en los arroyos encontraron menor concentración de herbicidas, ya que la corriente de agua la diluye porque fluye más rápido, en especial en las épocas de muchas precipitaciones.
La forma de cultivo, con la que comenzó la siembra directa y la expansión agrícola en Argentina, utiliza el glifosato, ingrediente activo de varios herbicidas usados para controlar el crecimiento de malezas de hoja ancha y gramíneas. El sistema agrícola actual se basa en el uso generalizado de semillas modificadas genéticamente para resistir herbicidas y en la aplicación de fertilizantes en grandes cantidades.
Este sistema fue acompañado por una expansión de la frontera agrícola y un incremento del área sembrada con soja en Argentina, pasando de 960 hectáreas en los años sesenta, hasta 16 millones en 2020, según las estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO).
En la provincia de Córdoba la soja es el cultivo dominante, con más del 66 % del total. En este contexto, se fueron incrementando gradualmente las áreas con acuíferos contaminados por fertilizantes y plaguicidas. El uso y abuso de glifosato es objeto de discusión a nivel mundial. Existen países donde su utilización ha sido prohibida (Francia, Bélgica, Italia, República Checo, Dinamarca, Portugal, Países Bajos, entre otros) por su posible efecto cancerígeno.
Las investigadoras, en su publicación, proponen acciones para proteger el recurso hídrico. Estas son: establecer áreas protegidas para la biodiversidad y los cursos de agua, respetar las zonas mínimas de seguridad para las pulverizaciones y la distancia adecuada de las áreas pobladas, realizar controles más estrictos, promover la disminución del empleo de agroquímicos e incluso restringir el uso de herbicidas con toxicidad probada.
A su vez, en una reciente entrevista para Telam, Verónica Lutri indica que cualquier decisión sobre el sistema agrícola-ganadero necesita de una “mirada interdisciplinar” e “interacción y compromiso de agrónomos, médicos, geólogos, sociólogos, economistas, biólogos, químicos, productores y pobladores”.