Por Facundo Sánchez Lomonaco. Considerándose keynesiano, José María Rinaldi define al economista Friedrich Hayek, venerado por el presidente Javier Milei, como “un terrorista doctrinario”. Y anticipa una gran caída de la economía derivada de un sistema tributario que solo le sirve sólo a los “ricos”.

Rinaldi es un reconocido estudioso de la economía en Córdoba, es egresado en administración en la Universidad Nacional de Córdoba siendo especialista en Sindicatura Concursal, posee además un doctorado en Economía. Desempeña su vida profesional como contador público y profesor en la Facultad de Ciencias Económicas desde hace más de 30 años. Participó también en el conocido “Plan Fénix”, fundado por la UBA, al que posteriormente se sumarían economistas de todo el país. “Nuestro objetivo era armar un programa que nos permitiese renacer de nuestras cenizas después de la crisis de la Convertibilidad y proponérselo a quien esté en el gobierno”, comentó Rinaldi. “Nos reuníamos en comisiones que englobaban todos los sectores de la economía y realizábamos informes, mediciones y sugerencias”.

La actividad económica, como el consumo, se desplomó. El FMI pronosticó una recesión del 2,8 % para este año. ¿Considera que el decrecimiento tiene su origen en las políticas de ajuste del gobierno Nacional?

Va más allá de las políticas de ajuste, el régimen tributario argentino, desde hace mucho tiempo, tiene tres características muy marcadas a fuego. Es regresivo, vulnerable e inflexible.

Que sea regresivo significa que en proporción a lo que ganan el pobre paga más impuestos que el rico. Un pobre que cobra $100 y paga por ejemplo un 50 % de impuestos es mucho más afectado que el rico que paga lo mismo, al rico se le deja un margen que puede usar para ahorrar, en  cambio al pobre no le queda margen. Además del IVA, que es el impuesto que grava el consumo, hay impuestos que deberían ser progresivos y son todo lo contrario. En Argentina las empresas trasladan los costos de sus propios impuestos, como ganancias, al precio del producto final. Esto deja al consumidor final pagando el costo del producto y además pagan los impuestos que corresponden a la empresa. Un impuesto que debería ser progresivo termina siendo regresivo.

Nuestro sistema tributario también es inflexible, porque se necesita de una reforma tributaria y mucho tiempo para generar cambios. Pero también es vulnerable, porque al depender específicamente del consumo, cuando hay algún tipo de crisis, por más chica que sea, se contrae el consumo y nuestra recaudación. Si un gobierno establece una política de no Estado, y deja que todo lo haga el mercado, hay una gran contracción. Que es la famosa recesión, ¿2,8 %? permitime dudar.

¿Considera que va a ser más grande aún?

Mucho más, va a ser mucho más que ese 2,8 %, porque no se puede explicar. Veníamos en una relativa meseta que crecía lento y que después cayó en 2021. La recuperación no es posible con esta política de no Estado, el decrecimiento no tiene fondo. Es como el que se tira del décimo piso, va por el 5to y dice que está todo bien.

¿Usted piensa entonces que no se aproxima un período de crecimiento como pronostica el FMI para el año que viene?

De ninguna manera, la gente no tiene que guardar ningún tipo de esperanza, esto es caída libre.

¿Cuál fue, según tu opinión, el detonante de la caída?

Nosotros desde hace tiempo tuvimos ciclos, desde el 10 de diciembre es caída libre.

Pero el sistema tributario no empezó a ser regresivo desde el 10 de diciembre cuando asumió Javier Milei.

No, es una característica estructural y no hay vocación en la política de grabar a los ricos.

Esto va a acumulando distorsiones estructurales, lo que traemos desde el 75 como el Rodrigazo se viene acomulando, y así con el tiempo.

La ley de entidades financieras que provoca que los bancos sean los únicos que se enriquecieron en este tiempo es de la Dictadura. Nadie la cambió.

Vos escuchas a alguien preguntándole a Cristina, Nestor o Alberto ¿por qué no sacaron esa ley?. Sí, sacaron a mucha gente de la pobreza pero no alcanza, ¿sabes por qué? No garpa.

En noviembre de 2023 usted afirmó en una entrevista con Radio Villa María, que ningún gobierno resiste una devaluación. ¿El de Milei va a resistir?

Cristina perdió en 2015 porque cometió el grandísimo error, cometido también por Dilma Rousseff en Brasil, puso en el Banco Central a un ultra monetarista, ¿que hizo él?, devaluó, siendo Kicillof el ministro de Economía. Devaluaron un 24 %, y a partir de ahí el salario perdió contra la inflación.

Cristina sostenía que mientras las paritarias le ganaban a la inflación, aunque sea del 2 % o hasta del 10 % no había que preocuparse. El límite de la inflación era el salario.

Macri también perdió porque devaluó, y Massa también, encima lo peor fue que ocurrió al día siguiente de las Paso.

¿Pero cree que se va a mantener el gobierno de Javier Milei después de la devaluación en diciembre?

Un gobierno no puede funcionar si la exportación no funciona, la inversión tampoco porque el consumo cae. Si cae el empresario, no invierte, y si el exportador no exporta, te quedas sin divisas. Entonces a lo que vamos es a las restricciones externas, falta de divisas, no vamos a poder pagar deudas, no se va a consumir, no se va a ahorrar y algún día la gente se va a hartar, la clase media va a salir como en el 2001 y puede terminar muy mal. Por más romántico que haya sido.

¿Se considera optimista usted con la situación del país?

No, pero este pesimismo es innovador, es lo que Schumpetter hablaba de la “destrucción innovadora”, cuando rompes un paradigma es para cambiarlo.

¿Como el “Plan Fénix”?

Exacto, necesitamos renacer de nuestras cenizas.

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