El pasado jueves 2 de noviembre, en el día más frío de lo que va de los últimos meses, la comunidad de la Universidad Nacional de Córdoba se reunió para celebrar el día de muertos. El encuentro, que fue organizado por las Facultades de Artes (FA) y de Filosofía y Humanidades (FFYH), tuvo lugar en el Patio del Pabellón México y a pesar de las condiciones climáticas, el calor de la gente reunida se hizo presente.
El día de muertos es una celebración de la cultura mexicana que nace de los rituales religiosos católicos traídos por los españoles y la conmemoración del día de muertos que los indígenas realizaban desde los tiempos prehispánicos. Según esta costumbre, en este momento del año es cuando se da el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir y visitar a sus familiares.
La intervención pública realizada en el pabellón de la FA fue una tarde de encuentro, de abrazos, de risas y cantos. En la celebración no faltó nadie, había alumnos, estudiantes, padres, abuelos e hijos. Los niños correteaban y llevaban las pinturas y hojas de un lado a otro, para finalmente tirados en el piso y con las piernas en el aire intervenir las fotos de quienes ya no están en el mundo físico. De la misma manera lo hicieron los adultos.
En el Pabellón México las paredes estaban empapeladas de los nombres de quienes no están. Los nombres de familiares, artistas, figuras populares de la cultura argentina y del mundo se hicieron presentes. La FFYH armó un altar con decenas de poemas y frases de autores difuntos, con copias para repartir y llevarse, porque lo muerto no sigue muerto y las personas siguen viviendo a través de su legado.
El montaje del altar principal estuvo repleto de imágenes de muertos queridos de todo quien se acercara y quisiera dejar su intervención. Del mismo modo, decenas de manos dejaron cartas de agradecimiento, flores y velas. Las flores se realizaron con papel y entre todos, aunque los niños fueron quienes más se hicieron presentes en su elaboración. Pero la celebración no solo se centró en el recuerdo y el pasado, sino también en un presente lleno de color y amor por la vida. Las performances artísticas, la música en vivo, la lectura de poemas y los espacios de reflexión pudieron reflejar ese momento a la perfección.
El día de muertos en la UNC nació como parte de las actividades de la cátedra de Teoría Antropológica III del Departamento de Antropología (FFYH) y de la Especialización en Estudio de Performance perteneciente a la Secretaría de Posgrado de la FA. La “instalAccón”, como le llaman ellos, propone reconstruir un espacio/tiempo de encuentro festivo para homenajear a los muertos y celebrar la vida. Por lo que en la etapa final del día, cuando se inicia la caída del sol, se agradece a los difuntos y se los despide hasta el año próximo.
Para la comunidad de la FA y la FFYH estas diversas acciones buscan generar una ruptura en la cotidianeidad de la vida universitaria “para que puedan ingresar nuestros muertos que, con su insistente ausencia, tejen memorias, señalan las urgencias del presente y permiten imaginar otro porvenir”.