Cómo el cine cordobés está filmando a Córdoba

El 25 de octubre en el auditorio de Radio Nacional se proyectaron el cortometraje Mi última aventura (2021), de Ramiro Sonzini y Ezequiel Salinas, y el largometraje Sobre las nubes (2022), de María Aparicio. El primero fue ganador de la competencia internacional de cortos del BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente). El segundo resultó campeón de la competencia argentina del Festival Internacional de Mar del Plata. La proyección se hizo en el marco del ciclo de cine cordobés Córdoba x Córdoba, organizado por estudiantes de Cine y Televisión de la Facultad de Artes de la UNC.

Mi última aventura es un policial de 15 minutos que narra un robo, una traición y una fuga. Pelu, el protagonista, recorre senderos conocidos o extrañamente familiares para cualquier cordobés. Su voz en off y las canciones que suenan en el camino sugieren estados de ánimo relacionados con la despedida del lugar que habita. El modo en que se filma la noche, la ciudad desierta, las luces y el diseño urbano, también contribuye a una representación idealizada de Córdoba.

Luego de la proyección estuvo su codirector, Ezequiel Salinas, quien contó que el filme surgió como una reversión de un corto que él había hecho solo anteriormente: Adiós a la Noche. Describió que el objetivo de él y de Ramiro Sonzini con Mi última aventura era “hacer una ficción pequeñita con lo que teníamos a mano: la calle, la ciudad y este universo de canciones que nos parecía que construían en sus letras y sus ritmos algo que nos interesaba retratar sobre Córdoba”.

A su vez, se refirió a la edición de imagen, en la que intervino Sonzini: “Tiene que ver con el cine que a mi me gusta. Con el cine del chino Wong Kar-wai, con cierto universo artificial que sentíamos que había recalado en Córdoba, y con una idea un poco fantasiosa acerca de que Córdoba podía ser Taiwán o Los Ángeles. Era una manera de construir cierta épica alrededor de la ciudad y de su forma (…) Era importante trabajar sobre la proximidad de los espacios. Es muy buena la idea de programarlo con Sobre las nubes porque, en ese sentido, comparte mucho nuestro espíritu”, concluyó.

En Sobre las nubes, la ciudad se filma en blanco y negro, lluviosa o nublada, y al son del arpegio calmo de una guitarra eléctrica. En 2 horas y 26 minutos, este drama retrata a cuatro personas distintas que jamás se encuentran: Ramiro, un cocinero de un bar; Hernán, un ingeniero en sistemas desempleado; Nora, una instrumentadora quirúrgica, y Lucía, vendedora en una librería. 

El hilo conductor del relato es la relación de los personajes con su trabajo, pero también, con los tiempos muertos, improductivos. Los que son un hobbie, como ir a clases de teatro. Los que son operativos, como volver a casa después del trabajo. Los que son buscados, como hablar o dejarse de hablar con alguien. Los que son inesperados, como romper un florero en medio de la noche. Los que nos unen a todos, como responder un censo o presenciar un eclipse solar. En definitiva, el filme explora de manera poética la rutina y su ruptura: los momentos que nos hacen humanos.

En una entrevista con Página 12, la directora María Aparicio hace referencia a su abordaje particular a la hora de filmar la ciudad de Córdoba: “Soy de acá. Siempre viví acá. Y la película es una especie de consecuencia de esos apuntes de vida. Para mí era muy importante poder indagar en esa experiencia colectiva, lo que implica habitar una ciudad, más allá de que siempre hay algo individual en la vida en las ciudades. Estar juntos no implica necesariamente que estemos en contacto con otros. Pero el centro de Córdoba siempre implicó para mí esa mezcla de clases sociales, de realidades y situaciones, que me interesaba elaborar”.

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