Alboroto en el genoma humanoClaudia Patricia Tambussi y Alberto Díaz Añel en la presentación de "Alboroto en el genoma humano".

El martes 10 de octubre en el Centro Cultural UNC se presentó el libro Alboroto en el genoma humano: genes, tijeras y evolución de Claudia Patricia Tambussi, doctora en Ciencias Naturales e investigadora del Centro de Investigaciones en Ciencias de la Tierra (Cicterra-Conicet UNC), y Macarena Lorena Herrera, investigadora del Instituto de Farmacología Experimental de Córdoba (IFEC-Conicet). La obra fue publicada por la editorial de la UNC.

Se trata de un libro de divulgación científica que aborda un dilema central de la actualidad: si debemos dejar a la naturaleza en su libre albedrío o acudir a la ciencia y la tecnología para cambiar el rumbo de la evolución de la vida.

La presentación se enmarca en la 37° edición Feria del Libro Córdoba 2023, que se lleva a cabo entre el 5 y el 16 de octubre.

¿Somos dueños de la evolución?

Claudia Patricia Tambussi considera que Alboroto en el genoma humano no es un libro típico de comunicación pública de la ciencia. “Queremos invitarlos a reflexionar”, manifiesta. La autora expresa que la intención del escrito es indagar, desde una mirada humanista, acerca de qué estamos haciendo con nuestros avances tecnológicos y científicos, cómo se están aplicando y qué consecuencias podrían tener a futuro.

“La genética (estudio del ADN) y la embriología (el estudio del desarrollo humano en sus primeras etapas) son dos disciplinas que están en enorme crecimiento, tanto que es imposible estar al día con todo lo que se está descubriendo”, contextualiza Tambussi.

“Y tan rápido va el conocimiento, como lento van las leyes y las comisiones de bioética que se expiden respecto a la utilización de estos conocimientos en la manipulación humana”, advierte la doctora. Y agrega: “Cuando los cambios por manipulación de ADN se producen en el embrión, esos cambios serán heredados. Como dice el filósofo Yuval Harari, ‘somos capaces de manipular nuestro acervo de ADN para producir otra especie’. Ya sabemos cómo empieza el cuento, pero no sabemos cómo termina”.

En cuanto al contenido del texto, la autora aclara: “No es un libro de genética, ni de embriología, ni de evolución. Sobre estos aspectos hay muchísimos títulos en los que se puede profundizar”. Para dar cuenta de los contenidos, revela que usaron películas, libros de ciencia ficción e historias reales como disparadores de los temas que querían desarrollar: “Hay algunos casos que nos parecen entretenidos y que creo que es interesante leer y pensar”, afirma.

En este sentido, Tambussi relata una de las historias reales que dispararon la escritura. Se trata del caso de una pareja estadounidense de sordas que pretendía tener un hijo sordo. A tales fines, la pareja acudió a un centro de reproducción asistida y solicitó un donante sordo. En el centro les dijeron que allí no había donantes de esperma “enfermos”. A lo que ellas respondieron que la sordera no es una enfermedad, sino “diversidad humana”.

Ante esto, las autoras se preguntan en el libro: “¿Hasta dónde alcanza el derecho de transmitir deliberadamente una condición hereditaria a nuestra progenie? Por ahora, esa es una decisión que queda en manos de las o los progenitores”.

Además, Tambussi y Herrera se cuestionan qué pasaría si fueran todos los miembros de una sociedad quienes tuvieran el mismo perfil genético. En esta línea responden: “Estimular la aparición de rasgos con algún propósito explícito en determinados sectores de la sociedad se llama idiogenesia. Y no es otra cosa que la variante cívica de la eugenesia. Una práctica históricamente ligada a leyes de esterilización para débiles mentales en Estados Unidos, el exterminio fascista de ciertos grupos en la Alemania nazi o la esterilización de casi 300 mil campesinas y originarias en Perú, como proyecto estatal durante el gobierno de Alberto Fujimori”, recuerdan las escritoras.

“¿Cuáles son los límites éticos para imponer algún perfil genético a la ciudadanía? ¿A quién se atribuye la potestad de decidir?”, siguen reflexionando las autoras. Así concluyen: “Francamente, no conocemos las respuestas a estas preguntas, pero defendemos la idea de una construcción colectiva, de un proceso político más amplio y no solo propiedad de la comunidad científica. Y para eso necesitamos comprender las limitaciones y pensar sobre el futuro”.

El camino de la ciencia

El doctor en Química Biológica Alberto Díaz Añel fue director de la Especialización en Comunicación Pública de la Ciencia y Periodismo Científico de la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (FAMAF), en la cual Herrera y Tambussi se conocieron. También fue el encargado de escribir el prólogo de este nuevo título de divulgación. En cuanto a la obra, opina que “hace falta en este momento, porque toca ciertos temas que parecen de ciencia ficción, que parecen muy lejanos, y que, sin embargo, están muy cerca. A algunos ya los tenemos encima”.

En este marco, el doctor valora que el libro “no solo explica las nuevas tecnologías de modificación del genoma -o evolución dirigida-, sino que enseña a observarlas para que no nos engañen”. Advierte que “ya hay lugares en el mundo que ofrecen curas mágicas, con el uso de células madre, a enfermedades que todavía son incurables”, y asegura que “son tecnologías que todavía no están totalmente aprobadas y no sabemos manejarlas completamente”.

“Lo mismo ocurre con la edición de genes, las tijeras moleculares y la famosa técnica CRISPR, que es fantástica, pero todavía no la tenemos cien por ciento manejable. E inclusive, aunque pudiéramos manejarla, la naturaleza muchas veces sigue caminos distintos a los que quisiéramos seguir como especie”, amplía el doctor.

“La idea de este libro es ejercitar nuestro pensamiento crítico. La ciencia utiliza el pensamiento crítico constantemente porque se encuentra con muchas opciones, y tiene que tomar decisiones para tratar de ir por el mejor camino”, sintetiza Añel.