Por Lola Aimasso, Morena Goitea y Aylén Pérez
Hace diez años investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), del Laboratorio de Investigación en Contaminantes Atmosféricos (LaICA) de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, monitorean la calidad del aire cordobés. Si bien se considera que la ciudad posee condiciones de aire aceptable, hay zonas específicas de la ciudad en donde la calidad del aire sobrepasa lo aconsejado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Los estudios de aire realizados durante la última década, mediante sensores que detectan las partículas suspendidas en al aire (según nombre científico particulado en suspensión, PM), pueden tener distintos tamaños: grande, fino y ultra fino.
Las partículas suspendidas más grandes, clasificadas como PM10, son la principal causante de alergias, ataques de asma o bronquitis, ya que se componen de partículas como polvo, polen y moho. Por otro lado, las partículas más pequeñas, PM2.5, son consideradas de mayor riesgo en tanto pueden ser aspiradas y ocasionar problemáticas más severas a nivel respiratorio.
Los conocimientos sobre las partículas ultra finas es limitado ya que aún se está trabajando en la medición de ellas y los datos están siendo analizados. Se trabaja con tecnología que agrupa estas partículas y las mide en conjunto.
La emisión de partículas ultrafinas no posee ningún tipo de regulación legal, ya que aún no existe un estándar sobre la calidad de aire que permita leer estas partículas. Es decir, no hay evidencias suficientes que avalen que cantidad de partículas ultrafinas debe contener en aire para comprobar su calidad.
“Se está llevando a cabo un proyecto, en conjunto con el instituto Tropos de Leipzig en Alemania, financiado por la Fundación Alemana para la Investigación Científica (DFG, por su sigla en alemán) donde se analizará la composición química de las partículas ultrafinas que hay en Córdoba comparación con Leipzig, una zona urbana de Alemania” comentó Hebe Carreras, investigadora del Laboratorio LaICA.