Un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC realizaron un innovador prototipo del famoso puzle “cubo Rubik” adaptado para personas con dificultad en la motricidad fina. Se trata de un dispositivo pensado para ser utilizado en rehabilitación física como cognitiva y apuntando a los espacios de ocio para las personas que transitan distintas patologías y discapacidades.

El proyecto fue desarrollado durante la primera mitad del año por Ezequiel Barreto, Elda Bertello, Stefanía Ferrero y Liliane Worst Lobo, todos estudiantes de la cátedra Ingeniería en Rehabilitación de la carrera Ingeniería Biomédica. Barreto nos comentó que la idea nació por una sugerencia de los profesionales del Hospital de Niños de Córdoba, quienes reconocieron que casi no había juegos adaptados con los que los pacientes pudieran disfrutar sus tiempos libres. Ante ello, y siendo el cubo Rubik un interés común de todo el grupo, decidieron incursionar en recrear este dispositivo para presentar como trabajo final de la materia.

“Las principales claves que guiaron el diseño de este prototipo fue buscar un dispositivo que sea de carácter universal, una interfaz persona-usuario que sea cómoda y de fácil manipulación”, comentaron desde el grupo. Señalaron que durante la creación se encargaron de que su uso tenga un amplio rango de alcance para quien desee usarlo. “Tenemos un montón de patologías o causas que pueden afectar la motricidad fina, ya sea una persona con Parkinson, que no tiene control completo sobre su motricidad fina, o para personas con alguna afectación, malformación, amputación, la patología que sea. Por eso decidimos realizar un teclado de grandes dimensiones para controlar el cubo, que sea cómodo de utilizar, ya sea con las manos, con alguna malformación de las mismas, o incluso con un lápiz que se puede agarrar con la boca”, afirmaron.

Inicialmente los estudiantes se pusieron en contacto con Norberto, un hombre de 70 años con Parkinson, quien les contó sobre sus obstáculos y les ayudó con la idea. El prototipo fue probado por Julieta, de 25 años, quien padece de Epidermólisis Ampollosa Distrófica, una enfermedad hereditaria por la que se forman ampollas en la piel y en las mucosas (recubrimiento húmedo interno) de algunos órganos y cavidades del cuerpo.

Para realizar el dispositivo utilizaron distintos componentes electrónicos, como motores Arduino para mover las caras del cubo, además de una impresora 3D para imprimir parte de la estructura que sostiene el artefacto e incluso madera para la base de todo. El prototipo fue un gran éxito y logró cubrir las expectativas que se plantearon en un primer momento. El grupo se plantea realizar mejoras para lograr una mayor calidad y poder comercializarlo para uso en rehabilitación y escuelas. Entre las optimizaciones plantearon un interfaz de usuario más accesible mediante reconocimiento de voz y agregar una base giratoria del cubo que permite observar con mayor facilidad todas las caras del mismo sin necesidad de que uno deba moverse.

A su vez, este prototipo y los pasos de construcción junto con todos los materiales necesarios para que cualquier persona pueda construirlo se encuentran publicados en la plataforma Open Source POPTA. A este sitio, al ser de código abierto, puede acceder cualquier persona de cualquier parte del mundo y visualizar todo lo necesario para implementar o desarrollar este dispositivo de manera casera.

El cubo adaptado demostró ser un instrumento que habilita una nueva experiencia para quienes sufren de alguna afección que regularmente implica que un juego sea un desafío prácticamente inalcanzable. Sus creadores han visto “un gran impacto positivo” en quienes lo probaron, afirmando que vieron a las personas entusiasmadas y contentas “de poder hacer algo que antes no era posible para ellos”. Asimismo, expresaron que para ellos mismos, más allá de la formación académica y profesional que les aportó, fue un gran impacto en sus vidas personales al lograr aportar a la accesibilidad del juego.