Por Paula Olmedo –

Hace más de diez años, la militancia gorda apuesta fuertemente a la visibilización, aceptación, difusión y profundización de miradas encabezadas por actores sociales, organismos estatales y dispositivos culturales que, continuamente se interpela por los ámbitos donde los discursos gordoodiantes entran en juego. Se enfatiza este impulso posicionando en la agenda cultural la divulgación de libros, talleres y conversatorios, documentales de experiencias personales hasta la participación de gordos influencers en las redes sociales que cuestionan la patologización de la gordura y plantean habitar un mundo en igualdad de derechos y posibilidades.

El Colectivo de Gordos Activistas de Argentina (CGAA) es uno de los actores políticos que surge con el objetivo de visibilizar diferentes experiencias de violencia, estigmatización y patologización de la gordura. Una de las referentes del colectivo es Laura Contreras, feminista, activista por la diversidad corporal y sexo-genérica, profesora de filosofía, abogada y doctoranda en Estudios de Género y coautora del libro Cuerpo sin patrones. Laura expresa la esencia del activismo gordo: “Es un espacio que ofrece herramientas colectivas para pensarnos y establecer un canal de comunicación entre la comunidad gorda y trabajar en conjunto estrategias para desactivar el sistema gordofóbico que nos oprime”. Agrega que el debate vincula todas las experiencias, “ser gordas en un sistema colonial, neoliberal y heteropatriarcal”.

Organismos que tratan el gordoodio

El término gordo odio hace referencia al rechazo, discriminación y violencia que sufren las personas gordas por el solo hecho de ser gordas. Dicho acto discriminatorio se aplica en prácticas sociales que vulneran los derechos. Para entender su génesis es necesario situarlo dentro de los discursos del odio. La Organización de Naciones Unidas (ONU) define esta expresión como, “cualquier forma de comunicación de palabra, por escrito o a través del comportamiento, que sea un ataque o utilice lenguaje peyorativo o discriminatorio en relación con una persona o un grupo sobre la base de quiénes son o, en otras palabras, en razón de su religión, origen étnico, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otro factor de identidad”. A su vez, la ley 23.592 de la Constitución Nacional Argentina, entiende por discriminación, “toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos arbitrarios y que tenga por objeto o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución Nacional, un tratado o una ley”.

En consonancia con el cumplimiento de dicha ley, el organismo rector encargado de revisar críticamente las denuncias por actos discriminadores es el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). Según datos arrojados en el último informe del Mapa Nacional de la Discriminación, investigaciones y diagnósticos explicita que en el 2019 las experiencias gordo fóbicas resultaron ser el segundo tipo de discriminación más mencionado. “La dimensión de las corporalidades, relativa a la discriminación y violencias que experimentan las personas en base a la imposición histórica y social de un modelo hegemónico de “normalidad”. En este punto, se duplicaron las respuestas de las experiencias de discriminación relativas a las cuestiones estéticas y a las corporalidades gordas”, puntualiza el informe.

Durante el año 2020, la revista Inclusive, publicación del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), organizó los primeros conversatorios sobre la temática del pesocentrismo y las prácticas gordoodiantes con la participación de activistas gordos que compartieron sus reflexiones, perspectivas y se propusieron a abordar distintas estrategias de incidencia.

Además del tratamiento de concientización que otorgan los organismos estatales, el Colectivo de Activismo Gordo de Argentina (CGAA) identifica en su “guía gorda”, diversos actos de segregación en la vida cotidiana tales como: usar la palabra gordo como insulto, discriminación y acoso escolar, persecución callejera, en la atención sanitaria en general, acceso al trabajo y exclusión laboral, acceso a la indumentaria, en el deporte y las actividades de recreación, en el transporte público, entre tantos otros.

El origen del activismo gordo

Es fundamental desentrañar los comienzos del activismo gordo y las voces que lo han experimentado. Sobre ello, María Luz Moreno, profesora de Filósofa de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), especialista en Estudios de géneros y sexualidades, referente en temáticas de diversidad corporal, escritora y activista gorda, relata: El movimiento se instala en la década del setenta en Inglaterra y Estados Unidos como reclamo al acceso del sistema de salud junto con las políticas queer.  Recién, a partir del año 2000 se llega a las regiones de Latinoamérica de la mano del capitalismo en donde se cambia la valorización del cuerpo como objeto de consumo. De esta manera, el cuerpo gordo adquiere un lugar de relevancia en la discusión política, se piensa en la interseccionalidad, en una historia permeada de una colonización corporal, que tiene relación exportar los talles europeos”. Añade que un hito fundamental y polémico tuvo lugar en enero del 2020 cuando la revista Cosmopolitan de Estados Unidos publicó en su tapa mujeres gordas como la nueva salud.  “Es un paso enorme que tiene que ver con la radicalidad que ha tornado el activismo gordo como influencia dentro de los discursos hegemónicos sobre los cuerpos”, dispara.

Además, la filósofa reflexiona sobre el concepto de activista gorda y expresa que es aquella que denuncia, señala las formas de opresión y violencia que se sitúan sobre el cuerpo teniendo sobre la base de que existen cuerpos que son más visibles, más deseables con un valor social de modelo hegemónico o delgado.

Cultura gorda en acción

Desde el año 2000 hasta la actualidad, el proceso de revalorización de los cuerpos gordos es expresado  y visibilizado a través de narrativas culturales que forman parte de la agenda política, cultural y mediática de la mano de actores sociales nucleados en la militancia gorda. “Para una gorda no hay mejor que otra gorda”, es el lema del Colectivo de Activistas Gordos en Argentina (CGAA), conformado por escritores, filósofos, profesionales, estudiantes que se sienten interpelados y se unen para brindar un espacio de concientización y diálogo en espacios universitarios, escuelas, centros culturales, plataformas digitales a partir de talleres, conversatorios y charlas. A su vez, el activismo gordo se une colectivamente con otros sujetos políticos disidentes, como es el Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Bisexuales, Intersex y personas no binarias. Un encuentro de mujeres, de más de treinta años, donde participan las mujeres  originarias, las travestis, las lesbianas, las no binarias, las bisexuales, las mujeres, las trans, las gordas, las negras, las trabajadoras, las adolescentes, las madres, las aborteras; que incorporan feminismos, identidades y sexualidades, mujeres y diversidades indígenas, derechos humanos y acceso a la justicia, con una mirada plurinacional.

Por su parte, las filósofas y activistas gordas, Laura Contrera y Luz Moreno se suman a la promoción de la cultura gorda, en la gestión de las diversidades corporales como en el respeto de sus derechos. Laura Contrera publicó Cuerpo sin patrones, un libro que politiza el papel del cuerpo gordo desafiando el estado natural de las cosas; mientras que Luz Moreno es autora del libro Gorda Vanidosa y relata cómo salió del closet de la gordura. También, es creadora del video documental El peso del amor que relata de forma autobiográfica sobre los estereotipos, caracterizaciones y significados que recorren el concepto de lo gordo. Ambas escritoras son reconocidas por romper las barreras y denunciar el sistema patriarcal que sufren los cuerpos gordos.  

Otra forma de poner en jaque los ideales de belleza y expandir los límites de la moda, son las influencers y modelos plus size y activistas por talles grandes, Agustina Cabaleiro con su cuenta en Instagram @onlinemami_ con más de 418 mil seguidores y Corina con su cuenta @gordainsurrecta con 17 mil seguidores.  

Cuerpos gordos en el foco de debate público

Habitar un cuerpo gordo es motivo de opinión pública, no importa si el comentario viene de una persona conocida o desconocida, importa si quieren o no recibir esa sugerencia o crítica. Esta situación de discriminación sistemática en aumento es afirmada por el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). El organismo expone en su informe del Mapa Nacional de Discriminación, el salto que dio del año 2013 al 2019 las prácticas gordoodiantes, se pasa del quinto al segundo puesto en cuanto a discriminación. Ante este fenómeno es fundamental ser partícipe de los espacios de diálogos y políticas públicas ya que está reflejado que, “no tienen en cuenta cómo nos alimentamos, cómo engordamos, cómo nos movemos, cómo trabajamos, cómo dormimos las personas que habitamos esta región”, afirma Laura Contrera en la campaña ¿Qué ves cuando me ves?, impulsado por el INADI.

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