Por Azul Arrascaeta, Isaura Gelid y Priscila Pérez –
En la última película de Indiana Jones, El dial del destino, aparece de forma fantasiosa un aparato llamado Mecanismo de Anticitera que despertó mucha curiosidad entre los fanáticos. Pedro Walter Lamberti, físico, investigador y profesor de la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (FAMAF) de la UNC, replicó este artilugio unos años atrás y nos explicó la verdad detrás de lo que él llama la “primera computadora” de la historia.
Además de su profesión, Lamberti es un aficionado a la recreación de objetos antiguos por lo que suele asistir a congresos especializados. Fue así como en un congreso de historia y epistemología de la ciencia conoció a Christián Carman, investigador del Conicet y doctor en Filosofía, quien le contó acerca del hallazgo del Mecanismo de Anticitera. Lo que generó un entusiasmo y una obsesión en Lamberti, quien decidió hacer una excepción en su trabajo ya que solo se dedica a replicar aparatos del siglo XIX.
A partir de ese momento inició la construcción actual del aparato, que constó de una investigación y análisis previo sobre su funcionamiento y sus materiales, con ello, las posibilidades que existían de realizarlo de forma exacta. Lamberti señaló que en total el proyecto tuvo una duración de un año, entre 2009 y 2010. El modelo se realizó sin aportes económicos de ninguna institución, siendo financiado exclusivamente por Lamberti, quien destacó el uso de materiales como acrílico y bronce.
Lejos de ser un instrumento para viajar en el tiempo como muestra la película, este mecanismo fue diseñado para predecir posiciones astronómicas y los eclipses, además de la fecha de cuatro certámenes griegos antiguos. El modelo fue descubierto en el 1901 en el fondo del mar de los alrededores de la isla de Anticitera, junto con otros objetos, siendo un tesoro griego e histórico oculto como un “bodoque de arena sedimentada y bronce” explicó el físico. Se trataba de un calendario lunisolar, de una gran precisión para la época, por lo que Lamberti señaló: “Lo curioso es que toda esa información se haya perdido ¿Qué pasó con todo eso?”.
Es difícil imaginar la importancia de la funcionalidad del aparato tanto en aquel momento como ahora, pero Lamberti a través de sus réplicas permite dimensionarlo. Él mismo pregunta y se responde: “¿Por qué el cielo es tan importante? Porque el cielo para ellos era como la televisión para nosotros, era el entretenimiento […] Asomarse a la noche era prácticamente tocar las estrellas con las manos”.
Esta réplica del complejo artilugio se encuentra en la propiedad de Lamberti y es una de las pocas en el mundo junto con las realizadas en Estados Unidos e Italia. Aunque se ha utilizado en congresos y en las clases del profesor, el aparato nunca estuvo expuesto en ningún museo del mundo, más que en la colección privada de su creador.